SUPERFICIES DEL LEER
Eso que nos pasa con el río
Lanzarse al remolino es un vértigo que la poesía asume y, en ese movimiento, Silvia R. Mellado y Juan L. Ortiz nos invitan a leer el río.Por Romina O, lectora y poeta de Neuquén.
Lo miramos todo el año, caminamos por sus orillas incansablemente y con diferentes motivaciones, es nuestro remanso, nuestro deporte, alguna forma de terapia. Es que vivimos en un triángulo delimitado por el agua, dos ríos que hacen tres y no podemos escapar de esa matemática de la ciudad de Neuquén.
BENDITO RÍO
Tenemos muchas historias sobre ríos, leyendas que enseñamos a las infancias en la escuela porque también les da curiosidad y nadie sabe qué respuesta dar sobre aquello que nos maravilla: inventamos, que es mucho mejor que cualquier certeza.
Sentimos la necesidad de estar cerca del río, hablamos de sus ondulaciones, ponderamos su caudal, lo contemplamos, le transmitimos nuestra energía, nos zambullimos, lo embalsamos, nos enamoramos en sus orillas, le construimos diques, tiramos piedras (a veces nos sale patito). Nos maravilla esa electricidad de mojarritas al meter los pies. Le tiramos desperdicios, asistimos a la magnética elegancia de las garzas, algunos caballos se acercan a beber de sus aguas y tenemos la suerte de poder espiar crines brillantes.
Ir al río es una de las formas de ser y existir en este Valle y, aunque sabemos el peligro de sus remolinos, queremos estar cerca. Esperamos el calor para meter nuestro cuerpo a vibrar sus temperaturas contrastantes: buscamos sitios altos para lanzarnos modo bombita y que las burbujas nos invadan con su delicia; o vamos sintiendo el ingreso desde la orilla con una cautela zen hasta la línea del ombligo, meridiano imaginario que define nuestra valentía frente al frío.
POETAS FLUVIALES
¿Se escapa el río de quienes escriben poesía? ¿Qué pasará con esas miradas líricas sobre lo que fluye? Leemos dos poetas fluviales de distintas latitudes de nuestro país: Silvia R. Mellado (Zapala, Neuquén) y Juan L. Ortiz (Puerto Ruiz, Entre Ríos).
Este último es conocido en la poesía argentina como “Juanele” y es la referencia lírica ineludible al hablar del río. Su poema nos ubica por fuera de sus aguas, pero también nos empuja a una experiencia de fusión. Vivimos esa lectura en balbuceo, con ese riesgo del segundo previo a la zambullida, en vértigo por todo lo que la emoción está por abrir. Nos lanzamos, la profundidad viene en recompensa.
“Fui al río"
Fui al río, y lo sentía
cerca de mí, enfrente de mí.
Las ramas tenían voces
que no llegaban hasta mí.
La corriente decía
cosas que no entendía.
Me angustiaba casi.
Quería comprenderlo,
sentir qué decía el cielo vago y pálido en él
con sus primeras sílabas alargadas,
pero no podía.
Regresaba
- ¿Era yo el que regresaba?-
en la angustia vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes.
Era yo un río en el anochecer,
y suspiraban en mí los árboles,
y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
Me atravesaba un río, me atravesaba un río!”
Una poeta de Zapala caminó tanto por las orillas del Limay que pudo encontrar la voz para decir todo esto que nos pasa con el río, su poesía liberó de tal forma este caudal que su libro ganó en 2021 el primer lugar en el Premio Nacional Alfonsina Storni.
Son los “Cantos Limayos” de la poeta Silvia Mellado, una experiencia sinestésica que pone atención en cada especie alrededor del río y repara en su emotividad. ¿Sabe y guarda nuestros secretos el Limay? ¿Es posible confiar en su rumor constante? ¿Qué sonoridad nos llega de su torrente y se confunde con nuestras palabras? ¿Dónde está aferrada la palabra si todo fluye? Preguntas que hacen raíces en nuestra orilla al leer los poemas de Silvia.
“¿Qué cuentan en tus aguas
Limay
tu pedrería
la distancia
esos frutales huachos
que todavía aguantan?”
“En los arroyos frescos,
esos desbocados
del invierno,
beben
los misterios.
Llegan y no llegan
después de los embalses
hasta esta orilla
cristalina a pesar de las bolsas
y de las latas.”
“Llegan los zorzales
a la vanguardia
y rozan
la escarcha amanecida
en las hojas.”
“En aquel árbol
florecen cardenales
intermitentes.”
“Boca mallín
lame la parte pétrea de la palabra
sus contornos
y la traga entera en la cesura
de sus huecos.”
“A la orilla del río
el llanto
se parece a la poesía china:
las palabras se detienen
el ojo se fija
y los sentimientos siguen y siguen.”
“Un río avanza lento,
petiso entre las rocas.
Otro, caudaloso corre
en busca de las caracolas.
Y en la lengua, humedales perviven
para el verso”
“A toda hoja la respalda un árbol.
Aún a las que, arremolinadas,
caen lejos de las raíces.”
Para conocer más de su poesía: @silviaerremellado