CLAVE DE FA

La Joaqui: auténtica y voraz

Referente de las canciones más escuchadas de hoy, su historia es digna de repasar. Adicciones, maternidad y resiliencia son algunos de los ingredientes. Si les parece un ejemplo como artista, esperen a conocer su historia personal.
miércoles, 5 de abril de 2023 · 10:25

Por Hernán Di Menna 

 

“Soy una sobreviviente”. Joaquina Lerena siempre deja esta frase en cada entrevista que le toca dar. Como si se lo dijera a sí misma, como si quisiera dejar siempre ese mensaje para ya no ser o volver a ser.

Madre de dos hijas y un pasado de adicciones, la cantante emblema de la movida RKT está en su mejor momento. Colaboraciones con Tini y millones de reproducciones la ponen hoy en la cima de las artistas preferidas, incluso en los niños, aunque sus letras tienen mucho barrio, barro y lenguaje carcelario.

Sus casi 30 años parecen poco para esta chica nacida en los suburbios marplatenses. Fue la pionera femenina en las batalla de freestyle y de la música urbana en Argentina y tuvo una vida marcada por el desamparo, la violencia, la maternidad y las adicciones. Toda esa mezcla es la que sale en cada una de sus canciones.

 

EL PRINCIPIO

Nació el 25 de octubre de 1993 en Mar del Plata y desde pequeña fue una amante de la música en sus más variados géneros musicales. Hincha fanática de Racing Club y, si bien su nombre artístico deriva de su nombre real, deja en claro la diferencia entre Joaquina y La Joaqui: “Soy realmente muy insegura, entonces la Joaqui funciona como mi alter ego, ahí saco a la perra”.

Su infancia la recuerda como una etapa muy liberal, donde encontraba en la calle la forma de representar sus pensamientos y sentimientos de distinta manera pero siempre “callejeando”. Solía, además, hacer diferentes deportes ya que con eso manejaba su innata hiperactividad. Sus padres la tuvieron de muy jóvenes, lo que hace que reconozca a la relación con su mamá como de pares, más de hermanas que de madre a hija.

Y aquí una muestra: La Joaqui se cría en Costa Rica, más precisamente en Tamarindo. Su madre se separa de su padre y toma la decisión de irse al país caribeño detrás de su sueño de surfear, luego de trabajar todo un verano en un bar para juntar la plata de los dos pasajes. Pero la vida allí no fue como lo soñaron. Su separación de su padre y la delicada situación económica, que hacía que su madre trabajara todo el día, la hacía enojar. La distancia hizo mella en la relación con su padre en una edad donde la soledad y la distancia duelen. Y lo reconoce: “crecí enojada”.

 

 

 

VIDA DE EXCESOS

Debido a ese dolor, comenzó a juntarse en las calles de Tamarindo con gente bastante mayor y a los 12 años probó la cocaína. Buscando amigos, llamando la atención, comenzaron sus problemas con las drogas, que la acompañarían muchos años. Al poco tiempo, le sumó el consumo de antidepresivos y ansiolíticos. En una entrevista a un medio nacional lo recuerda así: “Drogas legales, sí. Me pase a esas. Cuando las conocí, yo seguía siendo igual salvo que sedada todo el tiempo. Entonces un día capaz que la mezclaba con alcohol y me ponía en un efecto rarísimo”. Su pelea con el dolor interno la llevó a creer que si crecía podría aprender a domarlo.

La vida continuó así hasta los 16 cuando su mamá, al verla tan mal, tomó la decisión de mandarla a Mar del Plata con su abuela Mary, una activista social que fue secuestrada durante la dictadura militar de finales de los años 70 y maestra rural de profesión. La vuelta a Mar del Plata no le cayó nada bien a una adolescente que estaba ya acostumbrada a su vida, aún tumultuosa. Tras llegar a su ciudad natal, siguió un tiempo descarrilada pero algo la cambió: la música.

Foto: Tamarindo, Costa Rica.

 

BATALLANDO

Sus años en Costa Rica la cargaron de información, sonidos caribeños y rap local. Y encuentra en Mar del Plata una incipiente escena de freestyle, a través de su amigo Fago (más conocido en la escena como Mundialista Crew) quien la convence de que lo “segundee” a una competencia. Ese fue el inicio de su cercanía con las batallas en plazas, donde comenzó a hacerse notar y ganar un nombre a pesar de que no era un ambiente donde las chicas se animaran a ser protagonistas. Desde el primer momento, ella lo sintió como un desahogo, donde contar y sacar su ira en las rondas. Y sí se ganó el respeto. Le siguieron competencias como Halabalusa, batallas de gallos callejeras y hasta El Quinto Escalón.

De las plazas, pega el salto y comienza a subirse a escenarios de Buenos Aires. En todos empezó a destacarse debido a su rima despiadada, aunque recuerda que al ser mujer “la criticaban por todo, y me re cansaba”.

 

Foto: La Joaqui colaboró con Tini, quien la invitó a cantar “Muñecas”.
 

El 2014 fue un año que la marcó muchísimo: venía creciendo en la escena y se pone en pareja con Papo MC, uno de los rapero más conocidos en el país. Pero comienzan nuevamente a socavar su carrera, asociando su lugar al de su pareja. Lejos de desanimarla, toma la decisión de competir en las mismas batallas que él con el objetivo de medirse y mostrarles a todos que estaba a la altura. Así es que logra entrar a la madre de las batallas, La Red Bull, y en el primer sorteo les toca enfrentarse a ambos. Su primer combate en la batalla más importante era con su primer amor.

“Había una tensión en el aire. Mi idea siempre fue no cruzarme con él, aunque podía haber alguna posibilidad. Empiezan a sacar los papeles del sorteo y le empiezo a pedir a Dios que no nos cruce. Nos salió en primera ronda. Me subo al escenario, todo el público comienza a cantar por Papo. Me acerco a él y le pido que tiremos Freestyle, que nos picantiemos entre nosotros. Y me dice, serio, y yo le agradezco eso: Si hago eso vas a ganar vos, Joaqui y este también es mi sueño. Cuando salgo a batallar, veo a su ex en primera fila que además me tira un beso. Esa bronca me preparó. Dije ahora sí, estoy lista para esto”.

La batalla fue muy dura, y sintió que se había terminado su relación justo ahí, arriba del escenario. Pero, a pesar del dolor, comenzó a entender cómo hay que tomarse las competencias, separando lo personal de lo que pasaba arriba del escenario. Fue un verdadero click.

 

Foto: Joaqui VS Papo. La Joaqui fue la primera mujer en competir en la Red Bull, circuito que abandonó en 2014 y retomó en 2021. 
 

Lo otro que la marcó para siempre fue que al perder, como en una escena de Rocky, todo el público que antes gritaba por Papo, empezó a corear su nombre. Fue allí que sintió que algo comenzaba con fuerza, desgarrada por la ruptura de su amor pero convencida de que el camino era la música. Al año siguiente, volvió a participar de la Red Bull logrando un hito en la historia de la competencia: era la primera mujer que participaba en dos consecutivas. Volvió a perder.

En el 2016, es madre. En julio nace su primera hija Shaina, fruto de su relación con el referente del trap, Coqeéin Montana, pero su relación no evolucionó de forma sana. "Cuando yo quedé embarazada de mi primera nena, le cuento al padre y me dijo que no tenía ningún interés, que él quería seguir su vida de droga y descontrol. Y me fui por un lado, y él por el otro", contó al diario Los Andes.

Pero es ese acontecimiento el que reconoce que la aleja de la vida de excesos, camino que intentó por todos los medios posibles, internaciones, tratamientos psiquiátricos y psicólogos. “Ser mamá me salvó la vida”. Y con un objetivo claro: “que a mi hija no le toque pasar por situaciones que a mí me marcaron la vida”.

 

Foto: La Joaqui se muestra en sus redes con sus dos pequeñas hijas.

 

Para el 2017, se aleja de las batallas. Así lo explicaría tiempo después: “Yo intento que todo el mundo se sienta identificado con lo que digo y rimo. Y ahora sólo veo que se busca hacer daño al rival. Cuando se empiezan a meter con cosas muy personales todo se vuelve más morboso que realista”. Esta decisión también vino de la mano de que las otras competidoras femeninas que aparecieron comenzaron a desafiarla en batallas para mostrarse. Su pensamiento, muy maduro para la época, fue la de plantear que ellas debían unirse y no dividir una escena pequeña entre mujeres. 

Sustituye las batallas con la escritura, también como desahogo. Y decide empezar a subir su material a Youtube, mostrándose como una artista más completa: letras comprometidas, canciones muy personales, salidas de las entrañas.

Entre 2018 y 2019, comienza su ascenso que incluyó un papel en la exitosa serie El Marginal, donde interpretó a Mecha, la novia de Diosito, protagonizado por Nico Furtado, con un papel y escenas jugadas. Y en paralelo a composiciones musicales como “Gaucho”, “Oh Rayos”, “Falso amor” y una participación con Cazzu, que tuvo mucha repercusión y de la que germina una gran amistad.

 

 

Nace su segunda hija con otra pareja, y tampoco las cosas salieron bien. Violencia física, psicológica, prohibiciones y maltratos eran moneda corriente. Ahí es donde aparece Cazzu en toda su dimensión. Así lo contó en PH, en el prime time de Telefé: “Yo estaba un poco sola, tenía a mi abuela con cáncer, no le podía contar lo que me estaba pasando. Me daba vergüenza contarle a mi papá y el único número que me acoraba de memoria era el de Cazzu porque mi pareja me había sacado el celular. La llamé desde un almacén y le dije que tenía miedo de que me pase algo. Me consiguió un departamento y un auto que me pasó a buscar para salir de esa situación. Me fui con mis dos bebes. Ahí viví hasta que me pude acomodar y volver a hacer música, que mi pareja me prohibía y hasta cerré mis redes sociales por mucho tiempo. Pensé que no iba a funcionar más”.

En 2019 sacó su disco Harakiri, un álbum que la volvió a poner en el top de la escena. Y en la pandemia comienza un ascenso meteórico, de la mano de un cambio de rumbo musical. Muestra un giro en su modo de contar en sus letras y se aleja un poco del rap. EL RKT, estilo que mezcla la cumbia y el reggaetón, estaba en plena explosión en la Argentina con L-Gante como bandera. Sacan juntos “Lassie”, con mucho éxito y que sirvió como lanzamiento en ese nuevo sonido de La Joaqui, un nuevo golpe en la mesa en un género muy de moda pero sin voces femeninas. Esta canción lleva al día de hoy 35 millones de reproducciones en las plataformas. Comienza a girar por escenarios de todo el país, haciendo varias presentaciones por noche, modalidad que mantiene hasta el día de hoy.

El 2022 no va a ser simple: pierde finalmente a su abuela que ocupó su rol de mamá y a su amigo El Noba, de quien reconoce que le dio una mano muy grande en su paso al RKT y con quien edita una canción post mortem,“Butakera”, alcanzando más de 100 millones de visitas. “El Noba me compartió su reino y lo cuido como propio”, dijo a los medios agradecida.

 

 

Su último gran éxito vino de la mano de una artista internacional como Tini, quien la invitó a cantar “Muñecas”, que en dos meses lleva 69 millones de views solo en Youtube y que la ubica en otro escalón de cara al futuro, justicia para una luchadora y pionera de cada estilo donde se animó a desembarcar, que pese a sus demonios personales nunca soltó su pasión.

 

 

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