SUPERFICIES DEL LEER
Pumas y zorros: Historia animal en el desierto pre argentino
Un viaje sensible al pasado desde la convivencia interespecie, es la propuesta del escritor y músico neuquino Sebastián Molina.Por Romina O, lectora y poeta de Neuquén
¿Qué cosa es un desierto? Esta pregunta parece ser una gran preocupación para el autor de este libro, la tematiza y resemantiza constantemente. A medida que el texto avanza, este “desierto” de la hoja en blanco se empieza a poblar de pumas, zorros, serpientes, aves, choiques, frutas, piedras, personas (muchos de ellos ilustrados por la artista Ailin Fernandez. El mapa aparece en su relato como un documento a revisar, el poder de inventar una cartografía en su dimensión simbólica que discuta el concepto desierto en el sentido de espacio vacío.
¿Cómo se mide la dimensión espiritual de un pueblo, cuáles son los límites, quién los decide, y cómo se dibujarían en un mapa? Desde la primera hoja nos sitúa en una toponimia no hegemónica, con ilustraciones de manzanas, animales y piedras; invitándonos a pensar que medir y dibujar son actos de poder.
Sebastián Molina desde un enfoque no antropocéntrico, se detiene en la importantísima existencia de éstos (y otros) seres en la resistencia y subsistencia de los pueblos patagónicos y las formas diferentes de vincularse con el entorno en una tierra pre estatal. Observa que muchas de las personas involucradas en este lapso temporal eran conocidas por sobrenombres animales, vegetales y minerales; entonces esta historia necesariamente imagina los vínculos íntimos de esos parentescos nominales.
¿Un historiador se conmueve?
Dice en la página 17: “Los registros indican una estremecedora cantidad de 1.500 ranqueles muertos, y miles de prisioneros”. No es una cualidad usual del relato historiográfico la subjetividad ilimitada; es por esto que resulta inquietante leer una adjetivación sensible en esta narración. ¿Un historiador debería exponer sus dudas? Sebastián Molina se detiene frente a los datos, los mapas, las fotos, los libros que consulta y nos comparte su forma de imaginar el momento referido. Las preguntas que le hace al tiempo histórico lo ubican como un sujeto que debe tomar decisiones sobre el pasado para entenderlo y contarlo; pero, sobre todo, para debatirlo.
La ambigüedad y la duda parecen funcionar en este libro como una palanca motivadora que va a ubicarnos en el acontecimiento temporal desde una aproximación delicada y abarcativa que confía en imaginación de su lectorado.
La historia que habita en el rugido
Este escritor conoce que los datos del pasado pueden encontrarse desde el oído, la vista, inclusive con el tacto; no sólo lo que está escrito es lo que vale a la hora de narrar la historia. Desde esta perspectiva, por ejemplo, se permite a sí mismo detener la mirada en un Calfucurá asociado místicamente a una piedra y narrarnos todo lo posible para que entendamos esa relación (sí, eso es historia):
“Calfucurá, la Piedra Azul, poseía el poder de leer la mente, según cuentan las leyendas que consolidaron su mística. Podría tener dos corazones, o al menos uno, compuesto íntegramente por una gran gema de lapislázuli, la piedra ancestral que proviene de los cielos, y que le otorgaba su especial condición de líder”. (página 26)
Otro ejemplo que nos completa la densidad de contenidos a los que se puede acceder desde una mirada sensitiva, es la parte en la cual se detiene a describir a Manuel Namuncurá. Sebastián es un joven historiador, como tal conoce las posibilidades multimediales e hipervinculares que un relato puede ofrecer de manera tentacular. Nos lleva a una foto de Namuncurá sin reproducirla vía imagen, prefiere describirla con palabras: nos habla de su mirada, de las joyas que exhibía, de su uniforme excesivamente holgado. Para quienes leemos, es irresistible la necesidad de ir a googlear esa foto sin que el historiador nos lo proponga (caímos en la astucia del zorro). La sorpresa es mayúscula cuando evidenciamos en la comparación, que su descripción tiene los ribetes subjetivos necesarios para una construcción más humana y sensible de la historia.
Más sobre el autor
Le preguntamos a Sebastián Molina qué debería tener en cuenta quien lea su libro realizado por CB Ediciones:
“Quien lea “Pumas y zorros” debería tener en cuenta que este texto breve e intenso, busca sacudir prejuicios sociales y educativos construidos al calor nacionalista del período entre siglos. En este sentido, quien lea debería poder imaginar al territorio norpatagónico despojado de aquellas construcciones históricas y políticas que lo determinaron desierto. Debería, también, tener en cuenta que los límites entre la Historia y la narrativa literaria no son precisos, y que entre estas ambigüedades se filtran hechos y actores deliberadamente olvidados, cuya propia potencia se presenta, aún hoy, avasallante en la constitución de la identidad de quienes proyecten un futuro habitando en la Patagonia”.
Ya en el título de una publicación anterior (Enclave Comahue, Revista patagónica de estudios sociales, año 28, número 27, 2021) aparece la obsesión por repensar la idea de desierto: “Una inmobiliaria para el desierto neuquino. Otra mirada histórica de los vínculos entre el estado nacional y los capitales privados en los orígenes de la ciudad de Neuquén, 1885-1919”.
“Soy amante de la naturaleza de la Patagonia, de la que nos considero parte. Dedico mi tiempo al estudio de la Historia, licenciándome en 2020 por la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Luego realicé una Maestría en Gestión Turística de Patrimonio Cultural (Untref/UNESCO). Trabajé en la Dirección de Patrimonio del Ministerio de las Culturas del Neuquén. Profesor en los niveles primario, medio y superior, junto con numerosos cursos y charlas brindadas en donde la comunicación y la mediación cultural son el principal objetivo.
Seba Molina es músico también, cantor y compositor neuquino, en busca de historias y melodías de la Patagonia. Lleva más de 20 años participando en proyectos musicales en la región, Piedras y Cristales es el tercer disco solista. Para escuchar un poquito: