Nido de la tierra

¿Harías tu casa de barro?

Embarráte, invitá a amigos a una minga y dedicále tiempo de trabajo físico. El premio es una casa hecha con tus manos sin deshacer el planeta.
lunes, 22 de octubre de 2018 · 08:25

Por Carla Barbuto
Arena, arcilla y fibra vegetal. “Con esos tres componentes podes construir tu casa”, así comienza la charla con Daniel Dominguez, capacitador del taller abierto de bioconstrucción del Puesto Chañar.
¿Cuál es el abc de la bioconstrucción? “Se trata de poder usar productos locales, desde orgánicos hasta piedras. Se utiliza arcilla, arena y fibra vegetal y con esos tres componentes podes construir tu casa. Siempre es importante tener en cuenta las condiciones climáticas del lugar”, explica Daniel como si fuéramos uno de los alumnos que semanalmente se acercan hasta el taller para aprender técnicas milenarias.
Preguntamos cómo se forma bioconstructores y Daniel se toma el tiempo para pensar su respuesta. “El concepto más difícil de transmitir está ligado a un estilo de vida y a un estado de consciencia. En muchos sentidos está visto como que la bioconstrucción es más barato y, si bien el costo de los materiales es mucho menor, lo importante es que implica otro tipo de vínculo”.
“A la hora de formar constructores, hay que generar conciencia del medioambiente y transmitir también que se debe que generar una estructura segura. Hay que tomar ciertos recaudos porque va a vivir gente; se deben respetar las ordenanzas y tener la tranquilidad que sea un ambiente seguro, una casa segura, no puede ser algo así no más”, agrega.
 

“Las mingas son muy valiosas desde la parte humana o social, pero no siempre la gente tiene la capacidad técnica para que esas paredes queden como tienen que quedar desde el punto de vista estructural”.

BIOconstrucción en la tierra de MUERTAvaca
Hay quienes defienden la técnica como una forma de resolver el problema habitacional, ¿en la zona cómo se aplica? “Lamentablemente es muy poca la gente que lo considera para hacerse su casa. Muchos lo ven como una opción lateral, para un quincho, para invernaderos… Lo que termina ganando en la velocidad en la ejecución de los materiales nuevos. La cuestión habitacional es una emergencia, hay gente que necesita su casa ya y las opciones de prefabricadas ganan”.
“El barro requiere más tiempo de trabajo, de secado, de elaboración. Si está la gente y los materiales, la construcción tarda lo mismo que con ladrillos, cal y cemento. Las casas se levantan con horas de esfuerzo, horas que hay que ponerle el cuerpo (...). Estamos en una época de velocidad y eso nos juega en contra. Todo se hace rápido, la velocidad diaria hace que no se considere una construcción que lleva más tiempo y te invita a que te involucres”.
Y agrega un comentario que nos dejará pensando: “Acá hay varios asentamientos y esto podría ser una solución, pero la gente se queda en el mito y no se termina de involucrar. Es raro porque es una técnica ancestral y, sin embargo, está instalado que lo mejor son los ladrillos. Es una cuestión para sociólogos”.

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