Leiza Gagliardi, la artista que transforma las rocas en seda

Por Marina Cisneros, artista y pensadora fotográfica 

El avance tecnológico, la cámara cotidiana en mano, el exceso del gesto fotográfico nos ha llevado a hacernos muchas preguntas sobre el futuro de la fotografía; una tarea insistente a la que apunta la postfotografía.

En la actualidad, muchos artistas han elegido ya no hacer la fotografía sino reutilazarla. Crear obra desde la transcripción de la imágen.

Una de las fuertes transformaciones en esta disciplina es que ya no existe el resultado final como tal, hoy toda fotografía puede ser el punto de partida de muchas creaciones, ya no es una obra intocable, puede ser destruida, cortada, pegada, pintada, escrita, resignificada.

Más alto el vuelo, más cerca el suelo

Leiza Gagliardi hace su primera aparición en territorio andino en la década del 90, millenial andacollense, hija de un fotógrafo tradicional y una docente que vino a cambiar el mundo. Arquitecta, artista, romántica noctámbula que planea como cóndor patagónico el territorio que la atrae ,en principio, por sus formas y desde un acercamiento más profundo: por situaciones políticas, de planeamiento o ecología, tanto natural como de la imagen. La artista estudia y analiza el cambio del territorio navegando desde Google Earth noche a noche encontrando situaciones que potencian cambios drásticos en la tierra que habitamos.

De la tierra a la sea, pañuelos Barda de Leiza Gagliardi
 

La profundidad del espectador

Desde la preocupación por la tierra cultivada (intervenida por el hombre) y por la naturaleza como territorio impoluto, la artista crea un proyecto que consiste en una búsqueda estética establecida a partir del territorio desde un punto de vista aéreo (otro) con la intención de generar extrañeza en el espectador al sacarlo del punto de vista habitual (peatonal).

Se busca la fragmentación del punto de vista habitual, un recorte donde no se perciban las 3 dimensiones (ancho, largo, profundidad), sino que se ingresa a la realidad sólo en 2 dimensiones (desde una vista aérea). La elección del tema tiene que ver con proponer un enfoque en relación al contexto regional y contemporáneo en el que vivo. Vivimos en localidades/provincia/país caracterizados por los movimientos migratorios y el desarraigo: somos personas habitando un lugar no propio con potentes características desde el punto de vista ambiental y en constante relación con el territorio, sin tener conciencia visual de la escala de sus transformaciones.

Mixtura fina

El proceso de Leiza consta de tres pasos:

1. Digital: Se busca una operatoria constructiva de imágenes satelitales extraídas de Google Earht (por tratarse de imágenes de acceso libre y gratuito al alcance de todos), con la intención de aprovechar un recurso existente y ponerlo en valor a través de la re significación de la imagen.

2 Vuelta al objeto material: Se prueban diferentes soportes materiales que hacen al uso cotidiano y utilitario de la vida diaria como acto de resistencia a la abstracción e inmaterialidad actual en la que vivimos (producto de la tendencia a lo digital) a través de diferentes formatos (pañuelos y billeteras en este caso) aprovechando los medio tecnológicos actuales pero

mixturándolos con sistemas artesanales accesibles al contexto regional (serigrafía, fotocopia, canvas, sublimado, encuadernado artesanal, etc.)

Esto tiene como intención la búsqueda de una realidad sensitiva que con la tendencia a lo digital se está perdiendo. Se aprecia lo que está dejando de existir o que va perdiendo protagonismo.

3. Mercado: Se busca la popularización de esos objetos convirtiéndolos en objetos de consumo, poniéndolos a la venta. El mercado actúa como soporte donde es montada la obra. Esta mercantilización puede ser por medios digitales (internet) o por medios físicos.

Leiza, la niña cóndor. Retrato por Marina Cisneros

Postales de lo que nunca fue 

Cultura visual aerea

Teniendo en cuenta la tendencia de las ciudades a concentrar la población y expulsar a la misma del territorio natural, Leiza considera importante generar una cultura visual aérea  del territorio no urbanizado para la toma de conciencia de las transformaciones que se están dando en él.

De esta manera se busca poner en valor el territorio adyacente/ inmediato en el que vivimos que escapa de las manchas urbanas consolidadas de las ciudades y concientizar sobre su cuidado ya que considera que se cuida solamente lo que se conoce.