Nido de las manos

De rayuelas y juegos; de perros y plazas

Hace 5 años Johnny Azaguate comenzó a pintar rayuelas en las plazas, a concientizar sobre la adopción de perros en las paredes y a transformar pintadas violentas en juegos de mesa. Con ustedes, el hacedor de 221 intervenciones.
martes, 8 de enero de 2019 · 09:43

Por Carla Barbuto

Me contaron que en Centenario hay un artista que pinta rayuelas en las plazas sin juegos, que hace grafitis sobre perros callejeros, que le da vida a las hamacas rotas y que convierte los bancos de hormigón en instalaciones de arte o espacios para los juegos de mesa.
Me contaron que, desde hace 5 años, en Centenario anda Johnny Azaguate con pinturas en mano y ganas de transformar espacios olvidados en lúdicos, de convertir el caminar en un juego y de mostrar la otra cara de plazas arrasadas.

“Empecé con las rayuelas buscando alguna manera de agregar juegos a las plazas, placitas, y paseos de mi ciudad porque noté que faltaban o estaban rotos. La rayuela funciona como un soporte del juego en sí, en la cual para jugarla no se necesita de explicaciones ni nada especial… A lo sumo alguna piedrita, la cual tampoco es del todo necesaria”, nos dijo.
La rayuela puede ser un juego asombroso. “El sólo hecho de poseer casilleros ya insinúa que se puede ´pasar´ de alguna manera sobre ella y eso ya genera la clave para entender la forma de jugar. Parto de la idea de que debe poseer casilleros y con ello ya puedo generar diversos tipos de rayuelas”.


Jhonny cuenta que hizo rayuelas con el nombre de las plazas, con palabras movilizadoras (“integración”, “aprendizaje”, “educación pública”), con el abecedario, con numeración maya y mapuche, entre otras. Y si, hizo muchas rayuelas...
“Cuando pinto las rayuelas, algún asiento o cualquier cosa en alguna plaza, por lo general se acercan niños y me preguntan: ´¿Puedo pintar?´. Les digo que les pregunten a su padres y, cuando los dejaron, hemos creado juntos rayuelas muy interesantes”, recuerda.  De todas las veces que lo acompañaron niños a pintar, Johnny nos cuenta una muy especial: “Hay un grupo de hermanitos (Verito y Oscar, de 5 y 6 años aproximadamente) con los que hemos pintado en varias ocasiones en diversos lugares; somos como un equipo (se ríe)”. Y sigue contando: “Ayer los vi me dijeron: ´¿Cuándo vamos a pintar de nuevo?´, así en plural”.

 


 

Del bulling al arte lúdico
Como si las plazas fueran su lienzo, Johnny también pintó juegos de mesa en bancos rotos. “Por lo general mensajes violentos entre personas, muchas veces hacia chicas de escuelas primarias o secundarias con nombre y apellido en varias ocasiones. En ellos pinto algún diseño especial y les agrego un tablero de ajedrez, que además sirve para jugar a varios juegos que necesiten de casilleros; como al ta-te-ti, a las damas, y a la batalla naval, o he pintado el juego de ´simón dice´, o tableros de abecedario”, cuenta el artista.

 

 

Mío, tuyo, nuestro
Lo escuchamos, vemos las fotos de sus intervenciones y pensamos que es una magnífica forma de apropiarse del espacio público. Se lo comentamos y nos responde: “Más que apropiarse yo uso generalmente la palabra resignificar, ya que busco mostrar una opción diferente a lo que ya está, una acción que está al alcance de cualquier persona”.
“Al intervenir sobre algo que siempre estuvo se lo puede convertir en otra cosa. Esto se ve claramente en los asientos, en especial en aquellos que por el hecho de estar rotos ya no poseen su función inicial, y en las rayuelas; donde antes sólo había piso luego se convirtió en un espacio de juego”.
Lo escuchamos y entendemos que ha reflexionado bastante sobre estas acciones. “Al agregar algún juego en algún lugar, estoy mostrando que eso es público, y que tanto yo como cualquier vecino, y como cualquier persona que pase por el lugar pueda jugar ahí y así ya no solo es mío, ni tuyo, sino de todos”


La resignificación llega a las paredes de Centenario, Neuquén, Cipolletti, Plaza Huincul, Cutral Có o Fernández Oro. “Generalmente son lugares rayados, con pintadas de partidos políticos. Ahí pinto sobre ciertas temáticas sociales o diseños en relación al lugar (ej: perros callejeros, flores del lugar, etc)”.
Johnny parece entender que el arte tiene la fuerza de quien patea el tablero, de quien sacude la cabeza y ayuda a repensar la realidad. “En relación a las pinturas que he realizado sobre perros callejeros, utilizo al arte para intentar dar un mensaje. En mi ciudad hay muchísimos a la vista de todos. Si bien sé que adoptar no es la solución ante la superpoblación de callejeros, busco mostrar una opción diferente y que ayude a visibilizar lo que está ahí”.
 

Nos contaron que Johnny andaba desplegando su magia en la zona de Centenario y no nos imaginamos que la movida era tan hermosa. “Ya cuento con 221 intervenciones en el espacio público y espero seguir pintando por mucho tiempo más”.

Que así sea.



 

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