Hay deportistas que juegan bien y otros que compiten con el alma. Y están los que hacen todo eso y, además, escriben historias que emocionan. Gustavo Fernández pertenece a ese grupo. El tenista argentino, actual número 4 del mundo en tenis adaptado, volvió a meterse en semifinales de Wimbledon y va por un nuevo capítulo glorioso en una carrera que ya es leyenda.
En esta edición 2025, Gustavo despachó sin titubeos al británico Gordon Reid, con un sólido 6-2 y 6-3 en apenas 77 minutos, para volver a instalarse entre los cuatro mejores del certamen. Su próximo rival será el japonés Tokito Oda, actual N°1 y máximo favorito al título. Del otro lado, la semifinal la jugarán el español Martín De La Puente y el local Alfie Hewett.
Pero más allá de lo tenístico, esta semana londinense tuvo un detalle que no pasó inadvertido: en la previa del partido, recibió la visita de Guido Rodríguez, campeón del mundo con la Selección Argentina en Qatar 2022 y futbolista del West Ham United que podría ir a Tigres de México, donde fue otro campeón como Ángel Correa. Fue un abrazo entre ambos deportistas.
A sus 30 años, el Gladiador de Río Tercero, como lo apodan, carga una mochila pesada, pero no de frustraciones, sino de títulos, aprendizajes y resiliencia. Gustavo sufrió un infarto medular a los seis años que le provocó una paraplejía. Desde entonces, su vida cambió de rumbo, pero no de destino: el deporte. Hijo de Gustavo "Lobito" Fernández, ex basquetbolista, Gustavo encontró en la raqueta su camino.
Ganó cinco torneos de Grand Slam en singles (Australia, Roland Garros y Wimbledon), fue N°1 del mundo y es uno de los deportistas más importantes de la historia argentina en disciplinas adaptadas. Este 2025 lo encuentra en gran nivel: viene de ser finalista en Roehampton y en el Eastbourne Open, dos torneos que funcionan como antesala de Wimbledon.
Desde su consagración en Londres en 2019, Gustavo nunca bajó el nivel: hizo semifinales en 2021, 2022 y 2024, y esta vez quiere más. Porque él no se conforma. Porque en cada partido hay algo más que tenis: hay lucha, hay orgullo, hay bandera.