La vuelta de Neymar al Santos prometía ser una historia de redención, pero se convirtió en un drama. A 15 fechas del Brasileirao, el equipo paulista está en zona de descenso y el crack, ídolo e imagen del club, vive un presente tenso, en el que ni sus goles ni su carisma alcanzan para calmar las aguas. La última derrota, 2-1 frente al Inter de Porto Alegre, no solo lo dejó al borde del abismo: también lo enfrentó, cara a cara, con parte de la hinchada que ya empieza a perder la paciencia.
En lo deportivo, Santos volvió a fallar. Goles de Johan Carbonero y Rafael Santos Borré (de penal) sellaron el triunfo del equipo colorado en Vila Belmiro. Álvaro Barreal descontó sobre la hora, pero no alcanzó. El equipo sigue sin reacción, con apenas 14 puntos en 15 partidos y en la zona roja de la tabla.
Neymar, que jugó un partido correcto, estuvo a centímetros de empatarlo en la última jugada: zurdazo desde el borde del área, palo, línea y salvada agónica de Rochet. El delantero celebró con todo, rompió el banderín del córner creyendo que era el 2-2... pero el VAR nunca llegó. El árbitro no convalidó el gol y el golpe anímico fue letal.
El clima era tenso. Apenas terminado el encuentro, Neymar se acercó a la tribuna baja para encarar a un hincha que lo había estado insultando durante todo el segundo tiempo. Hubo gritos, gestos, reproches cruzados y un momento que expuso la fractura entre el ídolo y un sector del público. Algunos lo bancaron, otros lo criticaron, y la escena terminó con el arquero João Paulo llevándoselo para evitar un escándalo mayor.
Desde su regreso en febrero, Neymar disputó 15 partidos y marcó cuatro goles. Cifras aceptables pero lejos del jugador que brilló en Barcelona y la Selección. Las lesiones, las ausencias y algunas actitudes fuera de la cancha generaron ruido. Las críticas por asistir a fiestas en plena crisis deportiva no pasaron inadvertidas y el vínculo con la gente se resquebraja.
A pesar de los rumores de salida, Neymar firmó recientemente la renovación de su contrato hasta finales de 2025. “Volví y me quedo donde todo comenzó y donde nunca va a acabar”, dijo en un mensaje con tono sentimental. Sin embargo, el presente es áspero: Santos necesita ganar urgente, salir del fondo y encontrar paz en el vestuario. De lo contrario, la historia de amor podría terminar muy mal.