EDITORIAL

Altos tiempos

La impecable relación entre Pereyra y Sapag llegó a su fin en las PASO y no hay modo de recomponerla, la pérdida de confianza política entre ellos es una constante a tener en cuenta. El petrolero no piensa detenerse un minuto en su marcha a la gobernación de la provincia y entre sus convicciones figura la idea de que Sapag hará todo lo que este a su alcance para impedir que concrete su anhelo. Lo dice a su gente de confianza y desconfía de todos los gestos que provienen del lado del gobierno.
sábado, 5 de julio de 2014 · 00:00
En pleno debate con Nación del borrador  de la nueva ley de hidrocarburos de la cual dependerá la mejora de ingresos de la provincia y en medio de las necesidades financieras propias de todos los estados provinciales el gobierno neuquino afronta  instancias difíciles.
A poco menos de 18 meses para cambiar de mando el Ejecutivo neuquino debe asumir varios frentes a la vez y uno de ellos es el partidario. Tiene que llegar con poder hasta el final de mandato, para ello debe tratar de quedarse con la conducción partidaria y convencer a miles de afiliados que la gestión de gobierno ha sido buena y que la continuidad es lo mejor que podría sucederle. Claro son los argumentos del gobierno y de la lista del gobierno.
El debut del ministro Omar Gutiérrez no fue la más acertada en ese sentido, quiso enaltecer la gestión de Sapag (¿será en agradecimiento?) y terminó ofendiendo a los sobichistas cuando criticó la situación financiera de la provincia al momento de recibirla de manos de Jorge Sobisch. Un discurso desacertado –además de irreal- que lo malquista con una parte del electorado partidario muy importante. Si había algo que los azules debían hacer era precisamente lo contario de lo que hizo el ministro Gutiérrez. 
Siguiendo este razonamiento ¿qué es lo que menos le conviene a los sobichistas? Que gane Guillermo Pereyra, porque de lograrlo ya tiene prácticamente expedito el camino a la candidatura a gobernador. ¿Qué es lo que debía hacer entonces la lista azul? Seducir a los votantes de Sobisch logrando que ese voto vaya para su lista. Mal olfato o impericia en la oratoria hicieron lo dejaron a Gutiérrez muy expuesto, el enojo también existe dentro de la lista azul sobre todo porque Gutiérrez fue parte de esa gestión al frente del Banco Provincia y su padre en el Gabinete. Un profundo mal humor invadió también al entorno del otro candidato, Rolando Figueroa. 
Uno de los dirigentes sobichistas que salió a manifestar el malestar del sector fue Osvaldo Llancafilo, el concejal e integrante de la Junta de Gobierno no se guardó nada y manifestó públicamente las contradicciones del candidato a presidir el partido por la lista azul. Una versión indicaba que también desde adentro de la lista se le exigiría a Gutiérrez una reivindicación explicita de la figura del ex gobernador Sobisch. No creemos que llegue a tanto.
"No son mis tiempos”
El otro frente –el más importante por cierto- que el gobierno neuquino tiene que manejar con sutileza y criterio es la delicada relación con el gobierno nacional. En medio de las dificultades financieras que tiene la provincia  el gobernador Sapag tiene que mostrar los dientes ante la voracidad del estado nacional que quiere quedarse con todo el manejo y la renta petrolera. Ante esta situación trato de involucrarlo al senador Guillermo Pereyra pidiéndole que se ponga al frente de las discusiones del borrador de la nueva ley de hidrocarburos. Pereyra hizo un quiebre de cintura y le contestó que no era su momento. "No son mis tiempos”, le respondió Pereyra al pedido de Sapag mediante una conversación telefónica. 
La impecable relación entre Pereyra y Sapag llegó a su fin en las PASO y no hay modo de recomponerla, la pérdida de confianza política entre ellos es una constante a tener en cuenta. El petrolero no piensa detenerse un minuto en su marcha a la gobernación de la provincia y entre sus convicciones figura la idea de que Sapag hará todo lo que este a su alcance para impedir que concrete su anhelo. Lo dice a su gente de confianza y desconfía de todos los gestos que provienen del lado del gobierno.
Otra cuña importante en la relación entre Sapag y Pereyra es la óptima relación que mantiene el senador nacional con el ministro de Energía Guillermo Coco. Todo indica que entre ambos la relación política va más allá de lo que dura el mandato de este gobierno e inclusive se menciona la posibilidad de que el ministro anuncie su apoyo a Pereyra. Un dato que podría inclusive incrementarse con una hipotética salida del gobierno. Oportunamente Coco le manifestó a Rolando Figueroa que no iba a apoyar la fórmula que encabezaba junto a Omar Gutiérrez. Desde entonces las relaciones políticas dentro del Gabinete quedaron tensas y los equilibrios inestables de antaño pasaron a ser abiertos enfrentamientos. 
La puja existente entre Guillermo Coco y Omar Gutiérrez terminó de cerrase cuando Sapag dejó que la dupla Gutíerrez-Figueroa se impusiera como "la fórmula” de la azul. Solo es una cuestión de tiempo y forma la partida de Coco.
En medio de toda esta situación ambas listas continúan con su plan proselitista. Pasado el fervor mundialista se notará la intensidad de la pelea interna del MPN. No va a ser una cosa sencilla la definición de quien se queda con el partido. Como indica un conocido proverbio árabe "nadie se muere en la víspera”, por lo tanto la interna promete ser a todo o nada.

 

M.E.G. 



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