EDITORIAL
Las dos familias de Macri en Neuquén
La singularidad de las relaciones políticas del gobierno nacional con los referentes neuquinos. Cómo juega en cada interna. Quién se beneficia y quién se perjudica.Cuando se habla de la relación política del gobierno de Mauricio Macri con Neuquén, se dice que el Presidente tiene en esta provincia dos familias, y que no se sabe bien todavía cuál es la legal y cuál la clandestina. La referencia tiene que ver, obviamente, con la dualidad que implica en lo concreto las relaciones paralelas con el gobierno de Omar Gutiérrez y el de Horacio Quiroga.
Esto no habla, por supuesto, de lo institucional, sino de lo político más allá de la estricta organización republicana. En este país se está acostumbrado, desde el estatus quo gobernante, sea cual sea este, a que las relaciones interestatales se organizan políticamente de mayor a menor, desde el gobierno central hacia los periféricos, en orden de importancia. Esas relaciones se miden en cantidades de dinero, de obras, de "favores” o de "discriminaciones”. Las comillas valen para destacar conceptos utilizados en la jerga común de la política fáctica.
Lo cierto es que a Gutiérrez le va, por ahora, muy bien con el gobierno de Macri en esa medición que se hace desde el balance de lo conseguido y lo concedido. Sin necesidad de hacer grandes esfuerzos, al MPN que lidera el Gobernador se le ha otorgado una importancia indudable. Ya recibió unos cuantos millones de anticipos de coparticipación, preferencia en obra pública (con viviendas, escuelas y jardines).
También se le ha dado la certeza del mantenimiento de precios en los hidrocarburos, incluyendo el del gas, que a nivel tarifario fueron cuestionados y frenados; y que se les dará un impulso fuerte y decisivo a obras viales atrasadas, entre las que cuentan importantes como el puente de La Rinconada y los accesos al tercer puente con Cipolletti.
Estas cuestiones, más las frecuentes reuniones, gestiones y contactos con funcionarios del Gabinete nacional, han bastado para que desde la oposición que se focaliza por ahora casi con exclusividad (dada la indefinición del relativamente ancho campo por fuera del MPN) en el intendente capitalino Horacio Quiroga, se tenga la certeza de que Macri considera a Gutiérrez como socio principal en Neuquén, a pesar de que el PRO se manifieste como "antiperonista, antipopulista y antiperonista”, según ha definido uno de sus referentes más jóvenes y promisorio, el diputado nacional Leandro López.
La percepción general coincide: se dice que a Macri le interesa solo porque le conviene, llevarse primero bien con los gobernadores, sean estos del partido que sean. Con los intendentes habrá buenas relaciones en la medida de lo posible, pero sin afectar lo otro. También se aplica a Neuquén. Algún colaborador de Quiroga lo ha definido así: "está todo fenómeno, pero nosotros recibimos las miguitas de la torta que se lleva Gutiérrez. Y eso que estamos en el mismo sector político”.
Así, por ahora, hay doble comando para todo. Este lunes, por ejemplo, la visita del ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, exigió un duro trabajo de organización de la agenda, pues si bien el funcionario viene a Neuquén para lanzar formalmente la licencia de conducir nacional con Quiroga, también y necesariamente deberá tener contactos con el gobierno provincial del MPN. De otra forma, se caería prácticamente en la herejía, en un acto considerado políticamente incorrecto y perjudicial a los intereses de la coyuntura.
Teniendo en cuenta estas cuestiones, la pregunta política que ronda es qué tipo de construcción política está imaginando (o trabajando) Quiroga. Se repite, casi con obsesión, en el círculo más estrecho, que por ahora "no tiene ganas” de pensar en alguna cosa como otra candidatura a gobernador en el 2019, o una candidatura al Congreso nacional, sino que "quiere participar del armado, de la rosca, de la arquitectura” del edificio opositor al MPN.
No le creen, igual. Se piensa, entre los más avezados, en que esa "construcción” no solo lo tendrá de protagonista casi inevitable, sino que también podría tener características singulares, novedosas, y –ciertamente- vinculadas con gente de ese mismo MPN que tanto obsesiona, y que al mismo tiempo, tanto lo acompañó a lo largo de su carrera política, jugando implícita o explícitamente en sus posibilidades, sus logros, sus triunfos.
Esta evaluación, todavía sin nombres aunque hay algunos (importantes) in péctore, se cuela en esa realidad un tanto paranoica del partido provincial, en donde son de circulación normal las versiones conspirativas. Así pasó esa ráfaga que mezcló a la senadora Lucila Crexell, con Guillermo Pereyra, con el propio Gobernador y también, de paso, con el afanoso albañil que es el vice, Rolando Figueroa. Todos empezaron a mirarse con todos, y después sobrevino la novedad de que se podía venir un cambio de gabinete.
El cambio, se dice, sucederá más temprano que tarde, más que nada porque el Gobernador no está dispuesto a que nadie trabaje menos que él, y como él es realmente muy activo, ya hubo unos cuantos que quedaron en offside, por imperio del ritmo cansino, la distracción, o el mero inmovilismo. "Acá la realidad es que todos quieren estar cerca del poder, pero cuando llega el momento de trabajar, se borran, y queda un grupito casi insignificante si se toma en cuenta la enormidad del Estado”, se dijo en estos días, en una de esas frecuentes catarsis, en este caso propiciada por el relativo período de menor actividad de las vacaciones de invierno.
En este contexto, Gutiérrez no está dispuesto a resignar empuje y trabajo. Se acelera ya el período de nueva negociación con los gremios estatales; se pretende mostrar resultados antes de fin de año con deportes; lo mismo con cultura; y en educación, hay una actitud de evidente ambición por recuperar el rol de las escuelas como instituciones importantes, sacándolas de ese pantano mediocre y devaluado en el que habían caído estos emblemáticos edificios.
Así, mientras Gutiérrez construye su propia etapa emepenista, y Quiroga su sucesión que es al mismo tiempo continuidad por otros rumbos, no sorprende que Macri vea en Neuquén dos familias para mantener por igual, aunque entre ellas no tengan mayor relación ni conocimiento.
Rubén Boggi