EDITORIAL

Alta tensión entre el gobierno y ATE anticipa la interna del MPN

El conflicto llegó a la intervención de la justicia y la policía. Denuncian un apriete mafioso. Se prepara una semana turbulenta. El MPN todo lo vive como una exacerbación de sus dudas internas.
sábado, 25 de noviembre de 2017 · 19:28

El conflicto en el Estado neuquino, que sigue y seguirá en la medida que evidencie un conflicto social, es decir, más allá de ese seguro continente que administra el MPN, llegó a su punto de fricción más alta el fin de semana. Dos hechos testimonian este nivel, que Neuquén conoce, y que es peligroso: la intervención judicial-policial en el hospital Ramón Carrillo, en San Martín de los Andes, en la noche del día en que el gobernador Omar Gutiérrez estuvo allí; y la denuncia de un ataque "mafioso” del gobierno a los sindicalistas, consistente en el robo de un automóvil y una advertencia posterior: "la próxima vez, será con vos adentro”.

El conflicto llega a la Justicia y después a la policía, porque trasciende el Estado y jode a la sociedad "outdoors”. Si los hospitales dejan de funcionar ante la falta de limpieza, se evidencia la crisis como nunca antes. Por eso el apuro y los nervios, la justicia, la policía, y la intervención directa del gobierno, que hasta ahora venía manejando el conflicto jugando con el tiempo, que siempre está a su favor.

Para peor, la limpieza en los hospitales tiene que ver con "tercerizaciones”, es decir, con el contrato con empresas privadas que prestan el servicio. Una rémora vergonzosa de otros años en lo que se pretendió achicar el Estado, y se derivó en una vorágine creciente de privatizaciones sectoriales en beneficio de algunos selectos contratistas. Esas empresas son las que entraron en la mecánica del paro dentro del paro, por falta de pago. Es lo que pasó con la empresa CBS en el Ramón Carrillo. Los empleados de esa empresa están representados por ATE, sin ser empleados estatales. Las tenazas de la corrupción estructural desarman cualquier pieza, por más bien armada que esté.

En este contexto, todos se ponen un poco más nerviosos. Sobre todo el MPN, que ve cómo se resiente la prestación de los servicios básicos que el Estado debe asegurar. El gabinete de Gutiérrez se abroquela, porque sabe que es un momento crítico. Este sábado, el ministro José Brillo lo dijo en pocas palabras: "todos somos Mariano Gaido”. Pero el partido está sacudido por las internas que todavía no son, mas, se anticipan en la actividad política. Y el gobierno comienza a sentir la soledad del poder, y ve enemigos por todos lados. Hasta en la propia tropa.

Los sindicalistas, mientras tanto, van virando hacia la victimización, que tan buenos resultados les ha dado. El sábado se denuncia el robo de un auto, propiedad de la esposa de Jorge Marillán, el secretario adjunto de ATE. Marillán denuncia después haber recibido un mensaje de texto, en el que se aseguraba que "la próxima vez” desaparecería el auto con él adentro. El gremio tomó la situación con un enfoque que ya ha usado: denunciar un apriete "mafioso” del MPN. Rápidamente, hizo causa común ATEN capital, con Angélica Laguna, quien pidió un paro general de la CTA y llamó a la marcha programada para el martes, con la presencia de Pablo Micheli, dirigente nacional de la CTA autónoma.

Todo esto ocurre en medio de un vértigo provocado por la situación del país, de la provincia, Vaca Muerta, y las definiciones necesarias en el MPN. El gobernador enviará la ley de ministerios en estos días a la Legislatura, renovará su equipo parcialmente, y terminará de encarrilar el proceso que persigue dos objetivos simultáneos: garantizar un salto productivo en los yacimientos, y controlar la gobernabilidad del MPN postulando la reelección de un proyecto que comparte el mandatario con Jorge Sapag y buena parte de lo que fue y es la Lista Azul.

Ese proyecto será combatido, en principio, desde dentro del propio MPN. Por eso el 2018 estará cargado con el alma de la interna. En la lista Azul, por lo pronto, se mantiene Rolando Figueroa, con discrepancias manifiestas. Tiene como aliado más o menos evidente al dueño de la Azul y Blanca, Guillermo Pereyra, un entusiasta de las posibilidades que da la competencia interna. También se trabaja en la Lista Blanca, liderada por Jorge Sobisch, esgrimiendo argumentos que le permiten estar tan lejos del kirchnerismo como del macrismo, y además, mensajes de advertencia sobre la necesidad de "salvar” el partido.

Por el momento, tanto el partido como el gobierno saben que tienen que superar el conflicto estatal, que es en realidad el conflicto social permanente en una provincia con más pobres de los que debería tener. Si lo consigue (es probable que todos pierdan algo en el camino) le espera la definición interna del 2018 a la par que gobernar un año clave por las implicancias del desarrollo que promete la realidad. Es inminente la licitación nacional del plan de riego, que beneficiará a la provincia con la puesta en marcha de obras de irrigación en 25 mil hectáreas; en marzo, se adjudicará la zona franca en Zapala, frenada ahora por la reforma impositiva en proceso en el Congreso nacional; y se comenzará con la obra del tren a Vaca Muerta.

Hay una cantidad de cosas buenas y positivas, al menos potencialmente, para el crecimiento de la economía neuquina. Pero el conflicto social es la medida, el ancho del camino que desembocará en ese nuevo progreso.

No es tiempo para tímidos, no es tiempo para timoratos. No es tiempo de agrandar paranoias, sino de confiar en las potencialidades.

Rubén Boggi

 

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