EDITORIAL

Quiroga y Gutiérrez, entre lo urgente y lo importante

La pelea electoral empezó antes que las campañas. La denuncia de la UCR y la reacción del MPN. El conflicto gobierno-ATEN y el desastre educativo.
sábado, 8 de abril de 2017 · 19:59

Horacio Quiroga sabe que la batalla electoral en la capital es la más importante. También lo sabe el MPN. Así, el intendente busca enfatizar al máximo su gestión. Y el partido que es oficialismo en la provincia, busca hacer lo mismo, pero con los defectos, no con las virtudes.

A priori, lo que dicen ambos sectores políticos es que será probable que la elección se polarice. Y que sea pareja. Es probable que sea así, aunque nunca es predecible el futuro, no al menos con exactitud. Por ahora, lo que es evidente es que comenzó la pelea antes que la campaña propiamente dicha. No hay candidatos, pero hay partidos políticos pujando por la joya, la capital, el distrito político más importante.

El melodrama equívoco de las fichas de afiliación en la UCR es parte de este contexto, donde se exageran cosas y se inventan dramatismos. La denuncia del radicalismo fue comandada por la presidente de la convención partidaria, Yenny Fonfach, con el argumento de que el MPN prestaba ayuda a la estafa, al fraude, para jugar en la interna de sus competidores. El MPN reaccionó con virulencia ante la presentación de nombres propios. Se involucró en el tema al diputado Pablo Bongiovani, un hombre que no suele estar en estos artificios.

Al lado del hombre de confianza del gobernador Omar Gutiérrez, se sentó el presidente de la Legislatura y de la convención emepenista, Rolando Figueroa, para defenderlo, y hacer de esa defensa un ataque contra el corazón de las tinieblas de la oposición al partido provincial, allí donde anida Quiroga.

El melodrama se acentuó. Se distribuyeron audios telefónicos, un clásico de la era. Allí el presidente del comité provincia de la UCR, Oscar Smoljan, compañero además de banca del radical involucrado en la denuncia de Fonfach, Alejandro Vidal, le dice a Bongiovani que él no tenía pruebas de las acusaciones. Smoljan lo dijo, y lo repite: dice que él acompañó políticamente una presentación de su partido, y que no tiene pruebas. Lo que no implica que alguien las tenga. Que la Justicia dirima, dice el titular del comité. A la Justicia fue Bongiovani auspiciado por su propio partido.

Más allá de lo que se dictamine, si es que hay dictamen judicial al respecto, el tema político está claro: con el contexto de la batalla por la capital, traducida en las 9 bancas del Deliberante que se ponen en juego este año, el enfrentamiento es entre el quiroguismo y el MPN. Es decir, entre el Cambiemos que a nivel nacional respalda al MPN, con el MPN que a nivel local ataca a Cambiemos.

Quiroga, en este contexto, no descansará un minuto. Tiene previsto el lunes buscar el mayor respaldo posible en la Casa Rosada. Quiere que la obra pública sea un continuo sin interrupciones. Tiene el propósito de instalar su oficina y la de sus secretarios en el nuevo edificio municipal que se construye en las alturas del Oeste capitalino, allí donde reina el MPN y sus estrategias, antes de terminar este mandato. El edificio no estará terminado, pero sí lo estará la primera etapa. Quiroga repetirá la historia: el actual y viejo edificio municipal, en Avenida Argentina y Roca, también fue habitado cuando restaban construir dos pisos de su estructura.

El MPN pelea cada tramo de gestión municipal desde todos los frentes posibles. Gutiérrez inaugura todas las semanas algo en la capital neuquina. Allí donde se ve un olvido o un descuido del gobierno de Quiroga, está el MPN proveyendo de infinitas fotos, videos y consignas el mundo de las redes virtuales, que se ha transformado, ya inequívocamente, en el nuevo universo donde se fraguan las campañas políticas. A tal punto, que Facebook, por ejemplo, ha redoblado sus esfuerzos tecnológicos para detectar publicaciones con contenidos falsos: no solo pasa en Neuquén, pasa en todo el mundo, en la virtualidad creciente.

Este contexto político-electoral, todavía incipiente, pero llamativo en su intensidad, se corresponde con una realidad grave, decepcionante, que es la continuidad del conflicto educativo. Para poner precisión en el concepto, el conflicto no es educativo, sino laboral, y es entre la administración política del Estado y el gremio docente, que carga su interna en unas espaldas cada vez más agobiadas. La educación no tiene conflicto, sino ausencia. La educación es lo que debería preocupar más todavía que el conflicto. El conflicto tiene salida, probablemente cercana. La educación solo presenta deterioro. Constante, incesante, sustentable en la propia desidia burocrática.

La instrucción política es que el conflicto con ATEN no siga más allá de las próximas horas. Hay una parte del gremio que está de acuerdo con esto. Otra, no. La advertencia gremial linda con lo grotesco de la Argentina prepotente a la que seguimos acostumbrados: no solo no funcionarán las escuelas, sino que el Estado entero dejará de funcionar, sitiado por los entusiastas docentes en rebeldía. Esto lo votaron, según la propia dirigencia de ATEN informa, más de "2.000 compañeros”.

Tal vez se quiera justificar en presuntas mayorías lo que no tiene justificación, ni democrática ni republicana.

No hay justificación posible para clausurar las instituciones en pos de reivindicaciones sectoriales. Ese, conviene recordarlo, fue el argumento preferido de las dictaduras militares en Argentina.

Rubén Boggi

 

 

 

 

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