La Política en Neuquén

El verano y los primeros acuerdos entre MPN y peronismo “gobernante”

Omar Gutiérrez consolida su presencia en el gabinete nacional. Con Jorge Sapag aseguran acuerdos legislativos. Respeto y consenso en defensa de la territorialidad alcanzada.
domingo, 22 de diciembre de 2019 · 11:33

Las negociaciones en el Congreso Nacional para garantizar el tratamiento y aprobación del paquete de medidas de emergencia dejaron a la luz el funcionamiento del juego de relaciones entre la administración de Omar Gutiérrez y  la del Presidente Alberto Fernández. Para el caso es lo mismo decir entre el MPN y el peronismo gobernante. El neuquino aseguró la presencia, en el recinto, de la diputada nacional por el partido provincial, Alma “Chani” Sapag; recibió en su despacho a la Senadora Nacional, Silvia Sapag, y a instancias de Jorge Sapag se trabajó en acercar partes con la Senadora “ex Pro”, Lucila Crexel. Acciones y gestos que conformaron un cumulo de señales positivas hacia el envión de la gestión de Alberto. La baja de las retenciones de 12% a 8% también es un “poroto” que desde Nación le suman al gobernador neuquino. El mandamás de los Petroleros Privados, Guillermo Pereyra, también operó muy fuerte en Buenos Aires. La semana que concluye lo llevó a sentarse con el presidente de YPF, Guillermo Nielsen, hombre con quien durante su mandato como Senador Nacional habían intercambiado borradores para lo que sería una ley que ubicara a Vaca Muerta como una Política de Estado que, a pesar de los gobiernos, perdure en el tiempo. El reencuentro sirvió para desempolvar aquella idea y comenzar a darle forma definitiva. Para Pereyra la Ley de blindaje sobre Vaca Muerta será realidad, Nielsen revisa, analiza y espera.

Cada uno en su lugar

Los contactos entre emepenistas y el gobierno nacional dejó al descubierto el estado de situación del peronismo neuquino. El sector afín al senador, Oscar Parrilli, prioriza el fortalecimiento y desarrollo de todas las herramientas políticas que la gestión de la vicepresidenta, Cristina Kirchner, demande desde el Senado y, obviamente el apoyo a la administración de Alberto Fernández.  El diputado Nacional, Darío Martínez, de excelente relación con el jefe del bloque de diputados Máximo Kircher, es un hombre que representa los intereses de la gestión del Presidente, Fernández, en la cámara baja. Martínez fue el miembro informante, en Diputados,  del paquete de medidas de emergencia que Nación envió al Congreso y que, el sábado,  el Senado convirtió en Ley.

Así las cosas podemos concluir en que el MPN avanza en el acercamiento con las principales espadas del Ejecutivo Nacional, mientras observa el reacomodamiento de piezas en el interior profundo del peronismo. Acostumbrado a gestionar desde la institucionalidad advierte que en algún momento las luchas intestinas de los distintos sectores que abrevan en el gobierno nacional podrían afectar los intereses comunes de la provincia. La conclusión no es nueva. MPN y peronismo tienen la misma impronta a la hora de administrar el poder y se preparan para fijar posiciones sin alterar las relaciones institucionales entre el gobierno de Neuquén y el ejecutivo nacional. Se sabe que el sector de Martinez no tiene “onda” con el del senador Nacional, Oscar Parrilli; y viceversa. El senador desconfía de las incursiones de Jorge Sapag en la interna del peronismo neuquino. La sensación del dirigente kirchnerista habría llegado a oídos del propio gobernador neuquino. Por el momento cada uno sabe lo que piensa del otro.

El “Kichi” y Vaca Muerta

Los gestos y movimientos a futuro marcarán a fuego la relación entre unos y otros. En el mismo juego de roles en donde pesan mucho los posicionamientos políticos dentro del peronismo nacional, esta semana se profundizó la estrategia que el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, tiene para la política petrolera en el concierto nacional. Sin ser miembro, aún,  el gobernador bonaerense quiere reflotar la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos (OFEPHI), herramienta con la cual el kirchnerismo, durante sus 12 años de gobierno “manejó” la política petrolera nacional. Lo hizo a instancias de la provincia de Chubut que se mantuvo, por diez años ininterrumpidos, en la presidencia de la Organización. Kicillof dio la orden de recuperar la OFEPHI y de que, en un trámite instantáneo, se acepte la inclusión de Buenos Aires como Estado miembro. El gobernador bonaerense quiere hacer pie en la OFEPHI para comenzar a “domar” o poner límites a lo que el resto de las provincias productoras entienden como “hegemonía neuquina”. Salvo Río Negro, el resto de los integrantes de la organización entienden que montado sobre Vaca Muerta, el gobierno neuquino, le ha sacado mucha ventaja al resto y que el contraste en materia de inversiones y desarrollo en el resto de las cuencas de la Patagonia son muy evidentes. La formación geológica de Shael oil y gas de la norpatagonia ha generado recursos al gobierno nacional como no lo hizo el conjunto de las áreas convencionales del resto del sur del país en los últimos 4 años. La foto y las estadísticas son elocuentes y el descontento político de las hoy provincias productoras “empobrecidas” va en aumento. Kicillof tomó nota del “lamento”. Encontró la herida abierta por dónde meterse y tiene decidido ir a fondo en su estrategia. Lejos de interesarle el debate de “mayor equidad” entre provincias petroleras, el gobernador bonaerense va por el negocio del tren petrolero que unirá el Puerto de bahía Blanca con Añelo y con la profundización de proyectos de inversión de la ampliación de polo petroquímico bahiense. También tiene en carpeta tres proyectos de inversores extranjeros para construir y administrar la planta de licuefacción en el puerto de Bahia Blanca.  

La rosca y el ordenamiento

Diciembre de alto voltaje en las relaciones políticas entre peronistas, kirchneristas y el MPN. Reuniones en público y otras no tanto. Buenos Aires es el centro de operaciones. Allí confluyen funcionarios de primera línea de Neuquén y Nación. También hay tertulias animadas por “compadres” de segunda y tercera línea. Las coincidencias y buenos augurios son moneda corriente en cada una de las tenidas gastronómicas. La cuestión pasa, en lo institucional, por compartir y acompañar políticas públicas sociales permanentes y respetar a “ultranza” la representatividad territorial de cada uno. El “acuerdo político” de no interferencia y paz duradera en la “patria chica” también parece cocinarse a fuego lento.  

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