NEUQUÉN

La basura bajo la alfombra y los derechos de los niños a la deriva

Hay ocasiones en que no los garantizan la Justicia ni el Ejecutivo. Los niños que no pueden ver a sus padres son un claro ejemplo de ello.
domingo, 23 de octubre de 2022 · 13:21

Se advierte, en la administración provincial neuquina, una recurrente tendencia o metodología que consiste en ignorar determinados problemas para que desaparezcan de los medios y consecuentemente de la escena pública. Cuando el tema no conviene, no hay ningún tipo de respuesta institucional o política; simplemente, no se le asigna entidad.

Quizá con ello se logra sacarlo de la agenda mediática, pero lo que no se logra es solucionar el problema de fondo, porque este simplemente persiste y los padecimientos de la victimas también. La basura se oculta debajo de la alfombra y los derechos quedan a la deriva.

 

El caso Urrutia

El subsecretario de Diversidad, Adrián Urrutia, había sido invitado al programa Pórtense Bien que sale al aire por la AM550 y por 24/7 Canal de Noticias. El funcionario fue objeto de denuncias por la presunta comisión de hechos repudiables, se tomaron medidas precautorias, los hechos se encuentran en plena investigación y será la Justicia la que determine si cometió o no dichos delitos, aunque cuando se mediatiza un caso de estas características el acusado queda socialmente condenado de antemano.

Urrutia estaba invitado al programa pero recibió la orden expresa del Gobierno de no hacer declaraciones y entonces se excusó. No se pudo, de esta manera, abordar la problemática desde una mirada total y se privó tanto al acusado como a las víctimas y a la sociedad, de conocer su opinión. Por lo pronto, algo está claro: si el tema se hizo público, no es escondiendo al funcionario denunciado como se colabora con su esclarecimiento o con la protección de las supuestas víctimas.

Ahora bien, si finalmente lo sacan a Urrutia, ¿Quién lo reemplazará? ¿Alguien con probada capacidad de gestión, experiencia y profesionalismo? ¿O alguien que ponga “la militancia de la diversidad”, entregándole una cartera de estado a un sector político determinado? ¿Hay verdaderas políticas públicas o un loteo del estado para garantizar apoyo político, o para tranquilizar a un sector?

No hay lugar para política partidaria o sectorial en estas carteras que tratan temas tan sensibles como los son la violencia, los derechos de los niños y el colectivo LGBT, y es imperioso el trabajo en la problemática real y concreta que afecta a estos sectores y no postergar ni invisibilizar los padecimientos concretos que existen en estos y todos los sectores vulnerables. 

 

El caso de los niños

Esto de solapar los temas no se agota en aquel caso puntual. También hay ejemplos que incluyen a los más vulnerables. Los niños son los que justifican la existencia de políticas públicas específicas y diferenciadas, que les dan la razón de ser a los organismos destinados a hacer valer sus derechos; en el caso de la provincia de Neuquén, un ministerio. Está muy bien que exista y que se les de espacio y presupuestos, sin embargo, está en dudas si el esfuerzo redunda en resultados positivos.

Se observa, en la práctica, un modelo propenso a frases abstractas y a términos como “articulación” -quizá el vocablo estrella- en congresos, eventos y conversatorios; pero a la vista está que se posterga el abordaje de los padecimientos concretos.

El ministerio de Niñez, Adolescencia, Juventud y Ciudanía no ha reaccionado ante problemas concretos. En la semana, la UNICEF alertó sobre recortes de partidas alimentarias en la Argentina, y nadie dijo cuál es la situación en Neuquén y el impacto que podría tener.

El de la alimentación no es un tema que se advierta en la agenda de la cartera de Niñez ni la de Familia como así tampoco el de la privación del contacto entre los niños y uno de sus progenitores, cuando media una resolución judicial.

Estas cuestiones no deberían ser ajenas al ministerio porque aun cuando es una responsabilidad inmediata del ineficiente Poder Judicial, el Ejecutivo tiene mucho para hacer. 

Por ejemplo, 

  • Promover la creación de un registro de obstructores del vínculo,
  • Crear espacios de reencuentro y vinculación, 
  • Construir hogares para niños que carecen de cuidados parentales. Los derechos del niño tienen un interés superior, pero muchas veces las respuestas no son las adecuadas.

UNICEF alertó sobre un aumento de casos de desnutrición en todo el territorio nacional; y un informe arrojó que, en nuestra provincia, se registran altos niveles de sobrepeso y obesidad entre niños de 2 años y adolescentes de 18, debido a la mala nutrición. El porcentaje trepa al 48%.

No hace falta promover la participación de los niños para solucionar los problemas de nutrición y no hace falta armar un conversatorio para saber que el impedimento del contacto con uno de sus progenitores le causa un daño irreparable al niño impedido, más allá que se violan los derechos del padre y de los abuelos y abuelas.

En definitiva, son temas sensibles que se ignoran o en el mejor de los casos se manejan con notable liviandad en medio de un sistema que evidentemente no funciona. Las autoridades deberían prestar sus oídos para resolver los problemas reales, concretos, tangibles y a la vista de todos. 

 

Los juzgados de Familia

Con terreno fértil en la desidia y hasta en el miedo de jueces y juezas, las denuncias falsas se han propagado por los despachos judiciales cual hongos por la humedad. Sucede a lo largo y ancho de la Argentina. Y, lógicamente, también sucede en Neuquén, con el agravante de que aquí las principales víctimas de esa sinrazón son niños y niñas.

En su penoso proceder, magistrados del fuero de Familia de la Justicia neuquina cortan la relación entre padres e hijos, ni bien llega a sus despachos una denuncia por violencia. Como medida precautoria corresponde a los fines de resguardar a posibles víctimas pero se transforman en eternas y la veracidad de estas denuncias jamás es constatada. Entonces, los niños quedan rehenes de un proceso extenso y cruel, frente a la pasividad aparente de aquellos y aquellas que edifican sus discursos en nombre de los derechos.

Tal como lo publicó Mejor Informado, un informe del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) arrojó que entre 2008 y 2021, ingresaron 84.732 causas a los Juzgados de Familia de la Primera Circunscripción (con cabecera en la ciudad de Neuquén) y apenas resolvieron 23.797, es decir solo el 28,08% en 14 años. Otro dato oficial arrojó que en 2021, el fuero de Familia fue el que más fondos tuvo en el Poder Judicial neuquino y muy a pesar de ello resolvió menos de un tercio de sus causas.

Si de falsas denuncias se trata, un caso paradigmático -a nivel nacional- es el del abogado y ex diputado nacional por San Juan, Eduardo Cáceres, quien este año fue sobreseído en forma “total y definitiva” en una causa que le habían iniciado por presuntas lesiones y violencia de género contra su ex pareja, Gimena Martinazzo, también dirigente del PRO. No era culpable, pero fue castigado con condena social y de sus pares políticos (no todos).

Entrevistado por la AM550, Cáceres aseguró que “cuando hay una acusación sin la totalidad de pruebas que requieren los principios legales del derecho penal, los jueces y fiscales avanzan temiendo que, si reconocen los derechos al varón acusado, pueden sufrir un daño colateral por parte del feminismo y la ideología de género”. 

“Soy consciente, porque me lo cuentan jueces y fiscales, de que hay un gran temor respecto de esta temática”, sostuvo y concluyó que “muchas veces entienden que para estar tranquilos y permanecer en sus cargos, tienen que tragar saliva y avanzar sobre un varón inocente”, porque de lo contrario “pueden verse restringidas sus posibilidades laborales”. En definitiva, será muy difícil encontrar una solución a todos estos males si se opta por seguir escondiendo la basura debajo de la alfombra.

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