ELECCIONES 2023

Comenzó la batalla (será cruenta) en la singular Neuquén

El gobierno avanza con un plan de gestión de 50 días que marca a la vez una estrategia electoral. Es un momento determinante porque rendirá examen el 16 de abril.
domingo, 26 de febrero de 2023 · 09:48

El gobierno de Omar Gutiérrez se propuso, y lo consiguió en buena medida gracias a las abultadas faltriqueras, comenzar el año con esa “paz social” definida en su momento por Jorge Sapag. Así, acordó salarialmente con los gremios estatales, docentes incluidos. Fue un acuerdo generoso para los sindicatos, pero no sorprende, pues así ha sido casi siempre.

Incluso, da para permitir que el gremio docente ATEN, en el primer día de clases, llame a no trabajar (pese a que está todo bien), invocando el derecho a ir a huelga no solo por cuestiones de reivindicación laboral, sino también por razones políticas: en este caso, apuntar centralmente a la última etapa del último juicio por el asesinato de Carlos Fuentealba y sus connotaciones en el propio Estado. Y protestar contra la posible etapa de salidas transitorias para el condenado por ese asesinato, José Darío Poblete.

Las explicaciones, o exteriorización simple y pura de una posición frente al universo muy singular, que es la del MPN, entendible quizá solamente en el contexto argentino, son a la vez parte de la campaña electoral para definir la batalla en las urnas más importante desde el retorno de la democracia en 1983; pues es la primera vez que el MPN concurrirá al acto tras un cisma, una escisión de su propio cuerpo, que ha sido primero negado y después reconocido, incluso legalmente por la propia justicia, que lo utilizó como argumento para zanjar la disputa por el uso de la silueta del mapa provincial en los logos partidarios.

Así, el MPN ha sido llevado a una interpretación un tanto forzada, que es la de afirmar que la pelea no es contra el MPN, sino contra la “dinastía Azul” en ese partido. Esto implica una serie de contradicciones y sofismas, pero es lo que se ha instalado hasta ahora. Los “azules” en cuestión son ni más ni menos quienes están ahora en funciones de gobierno, comenzando por el presidente partidario, Omar Gutiérrez, con quien oficia de líder del sector y padrino central de Vaca Muerta, Jorge Sapag.

El MPN-Gobierno ha encarado esta batalla dialéctica, hasta ahora, con una campaña focalizada en la gestión del Estado, tanto a nivel provincial como distrital municipal en el caso de la capital que gobierna Mariano Gaido; y en dejar caer sobre sus cuestionadores, astillas del propio palo, el estigma de la deslealtad y la traición.

Esta semana, este gobierno-partido, tiene dos ocasiones que utilizará a fondo en el principio de la campaña hacia la gran batalla. La primera, es institucional, y será el discurso del gobernador para abrir las sesiones en la Legislatura, el 1 de marzo; será una oratoria enfática y allí se exteriorizarán emblemas del último tramo de gestión, como es, por ejemplo, el “nuevo impuesto” que se pretende aplicar a las empresas petroleras por el uso de las rutas que llevan a los yacimientos. La segunda oportunidad será estrictamente proselitista, en el predio de AFUVEN, el 3 de marzo: allí se buscará “llenar la cancha” y acentuar al máximo la pertenencia histórica y cultural con el MPN y sus lealtades incuestionables.

El contexto, extremadamente singular, ubica estas circunstancias con una gran carga de excepcionalidad. La coalición formada desde Comunidad por el diputado nacional Rolando Figueroa se ocupó de tensar al máximo la idea de que llega un momento de posibilidad real de cambio; y no se habla de que termine el reino del MPN, sino la administración, más circunstancial, de “los azules”. Ya lanzó su campaña, con un acto multitudinario al que acudieron miles de personas, una demostración concreta de que hay masa crítica suficiente para competir, y que la polarización electoral -aún con resultado incierto- es factible.

Como es una coalición que tiene componentes que van desde el kirchnerismo peronista hasta los liberales del PRO, se utiliza la amplitud conseguida bajo la consigna de desplazar a quienes están en el gobierno con todas las variantes ricas que esto ofrece. Por ejemplo, en las últimas horas, se instrumentó desde la confluencia de PRO, NCN, Frente Grande y otros desprendimientos de los originales Juntos por El Cambio y Frente de Todos, todos ellos con representación legislativa, un pedido de informes que explique el por qué de la convocatoria, por las redes digitales, del ex funcionario de Planes Sociales, Ricardo Soiza, a los beneficiarios que cobran del plan de Desocupación Laboral.

El caso de los planes sociales, actualmente en proceso judicial abierto, es uno de los frentes abiertos en la dura y posiblemente cruenta batalla electoral. Hay otros frentes, como una señalada ausencia de medicamentos en los hospitales. La singularidad es que se ponen sobre el terreno de la guerra temas que engordan la visión que pretende instalar Figueroa, el desafiante en esta pelea estelar, y que hacen a la manera de administrar el Estado y sus recursos.

Todo ocurre en una Neuquén singular. Una provincia de grandes ingresos propios, cimentados en el poder de la producción petrolera, tanto como de grandes gastos estatales, que pueden ilustrarse muy rápidamente por el propio esquema de presupuesto oficial presentado por el actual gobierno.

El tema de fondo no será respondido, ni siquiera por el resultado de estas fuertemente competitivas elecciones. No se dirá (solo lo dirán los futuros hechos de gobierno) si se mantendrá esta singularidad del alto ingreso equivalente al alto gasto; porque, en realidad, no se sabe si hay alguien dispuesto a cambiar eso.

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