Un intento de motín puso en alerta todos los policías de Roca. Los 19 presos alojados en el lugar salieron de las celdas, incendiaron un colchón y ocuparon uno de los pasillos, generando una situación caótica que obligó a la intervención del personal de guardia y posteriomente de la brigada especial COER y al Juez de Ejecución Penal, Fernando Romera. Un celador fue agredido y dos internos fueron trasladados a otras dependencias.
Todo comenzó minutos después de las 14, cuando los detenidos, que reclaman condiciones dignas y respuestas judiciales, decidieron endurecer su postura. Querían ser escuchados por el juez de Ejecución Penal, pero como no les respondieron, pasaron directamente a la acción.
Lo primero fue el fuego: un colchón ardió dentro de una celda y el humo envolvió gran parte de la comisaría. La tensión escaló en segundos cuando los presos debieron ser rescatados y llevados a un pasillo central, dejando en jaque al personal de guardia. Hubo gritos, amenazas y un clima denso que por momentos pareció descontrolado.
La reacción del jefe de la unidad fue clave: ordenó dividir a los internos en dos grupos y sectorizó las zonas más comprometidas, mientras el humo seguía acumulándose. La situación se volvió insostenible cuando un celador fue atacado, lo que activó el protocolo de emergencia.
A los pocos minutos llegó el Cuerpo de Operaciones Especiales y Rescate (COER). Ingresaron con gas pimienta, controlaron el motín y lograron retomar el orden dentro del edificio. El equipo médico del SIARME también intervino, aunque no se reportaron heridos de gravedad.
Ya con la situación controlada, el juez se presentó en persona y logró descomprimir el conflicto, dialogando con algunos referentes del grupo. Finalmente, dos presos fueron trasladados a Cervantes para evitar nuevas tensiones.