La muerte de un paciente por el vuelco de una ambulancia a la que se le salió repentinamente una rueda, o el parto de un bebé asistido por un tutorial de YouTube. Todos son ejemplos de la importante crisis que atraviesa el sistema de Salud de Río Negro, que pese a la desesperada búsqueda planteada por el gobernador Alberto Weretilneck, aún sigue sin poder nombrar un reemplazante de Ana Senesi, la ministra que renunció hace más de un mes.
Es alarmante el estado en que se encuentra el sistema. Las cusas son múltiples: a la mayor demanda por la profunda crisis económica por la que muchos pacientes se quedaron sin obra social o prepaga, se le suma una deuda monumental heredada y un éxodo masivo de profesionales que optan por abandonar el sector público.
La situación, agravada por la herencia de la gestión de Arabela Carreras y el exministro Fabián Zgaib, es insostenible. El gobierno reconoce el fracaso en implementar políticas efectivas que garanticen atención de calidad. El diagnóstico del propio gobernador es desolador: “Por más que pongamos plata, la calidad de atención no mejora”. Un claro indicativo de que la solución no radica en la simple inyección de recursos, sino en una reestructuración profunda del sistema.
El actual interinato del ministro de Economía, Gabriel Sánchez, pretende ordenar los números, pero no aporta soluciones. El último incidente trágico, con la muerte de un paciente en un accidente de ambulancia, ilustra las consecuencias de esta crisis: un sistema colapsado que pone en riesgo la vida de quienes más lo necesitan.
La atención deficiente se hace cada vez más evidente. En el último tiempo, Salud Pública perdió 200 profesionales. Entonces, lamentablemente, no debería sorprender que una mujer debió buscar ayuda en tutoriales de YouTube para dar a luz tras la deficiente decisión de un médico del hospital de Cinco Saltos, que la mandó a su casa pese a tener 3,5 de dilatación. O que en Viedma se haya ordenado que sólo se podían hacer análisis de laboratorio en casos de urgencia por falta de insumos.
Desde el 4 de septiembre que Salud no tiene titular. La danza de nombres y candidaturas, como la de Demetrio Thallasselis, solo añade confusión. El cardiólogo cipoleño, que nunca ejerció en Salud Pública y que operó a Weretilneck en enero de este año, estuvo en Viedma, tuvo reuniones y no negó ser el nuevo ministro, sin embargo su nombramiento no se efectuó.
Su llegada generó cierto rechazo porque sería el blanqueo de la implementación de un modelo mixto que combine la atención pública y privada. Con derivaciones a clínicas y sanatorios de los casos complejos, que el Estado paga sin controles eficientes, a costos sobrefacturados.
La inminente reunión paritaria entre el gobierno y los sindicatos prevista para el lunes, es una oportunidad para establecer compromisos. ATE, a través de un encuentro intimo entre Rodolfo Aguilar y Weretilneck definió algunas pautas para la negociación salarial. ASSPUR, que agrupa a hospitalarios no representados por las pecheras verdes, quiere algo más que sumas fijas.
Paritarias de las que UnTER no participará. Weretilenck mantiene su encono con los docentes, que siguen con medidas de fuerza. Los paros zonales implementados son una reacción a la esencialidad educativa y al recorte de licencias. El gobierno promocionó el ahorro de 1.700 millones en más de 48 días que no aprobó la cuestionada empresa bonaerense Dienst. De la que nadie conoce el contrato que la une a Río Negro a través de la aseguradora estatal Horizonte.
Cómo ocurre ante la necesidad de un tratamiento oncológico o una intervención para la colocación de una prótesis, la vía judicial del amparo parece ser la forma de sortear las arbitrariedades del sistema implementado. Una docente de Cipolletti marcó el camino y la Cámara Laboral concedió los 30 días de licencia que le había indicado su médico tratante, pese a que solo le habían autorizado 9.
La intervención del Cuerpo Médico Forense ratificó el certificado médico presentado y dejó en evidencia que no existen pautas adecuadas en el control de ausentismo y que todo forma parte de un Estado ineficiente que pretende reducir los gastos.