Un tema que está en debate en toda la Patagonia es el de la eliminación de la Barrera Sanitaria que genera bastante controversia ya que tiene implicancias tanto económicas como sanitarias sociales y políticas.
Las ventajas potenciales de eliminarla facilita el comercio interprovincial, permitiría el ingreso de productos cárnicos con hueso desde provincias del norte del país donde los precios suelen ser más bajos, beneficiando al consumidor con mayor oferta y menor precio, reducción de costos logísticos, se eliminan controles y requisitos que encarecen el transporte y distribución de productos.
También posibilitaría una mayor integración con el resto del país, puede fortalecer relaciones comerciales más fluidas entre Neuquén y otras regiones. Cuáles son las desventajas o riesgos. ¿Riesgo sanitario real?
Hay quienes dicen que la barrera sanitaria protege la zona patagónica del ingreso de enfermedades como la fiebre aftosa, su eliminación podría poner en peligro ese estatus sanitario privilegiado afectando las exportaciones de carne de la región. Especialmente a mercados exigentes como el europeo o asiático. El impacto a los productos locales podría perjudicar a los ganaderos de la región que hoy se benefician de la protección frente a productos más baratos del norte.
El aumento de la competencia podría poner en jaque la producción local si no está preparada. Otro punto pérdida de la identidad productiva. Hay quienes sostienen que la Patagonia ha construido una reputación basada en la sanidad de sus productos. Esto podría verse diluida si se abre indiscriminadamente el ingreso. No es una decisión sencilla ni unilateral.
Hay quienes dicen que la barrera sanitaria protege la zona patagónica del ingreso de enfermedades como la fiebre aftosa, su eliminación podría poner en peligro ese estatus sanitario privilegiado afectando las exportaciones de carne de la región. Especialmente a mercados exigentes como el europeo o asiático.
Desde una mirada económica puede tener beneficios para los consumidores. Desde una perspectiva política, la eliminación de la Barrera Sanitaria en Neuquén no es una cuestión técnica o económica sino un acto profundamente cargado de significado estratégico y simbólico, que involucra múltiples niveles de poder y conflicto de intereses.
Eliminar la barrera puede interpretarse como una forma de intervención del gobierno nacional en una política que históricamente ha sido defendida por las provincias patagónicas.
Para los gobierno provinciales, la barrera representa soberanía regional. Una herramienta para defender su economía y su identidad productiva. Para Nación, puede ser vista como un obstáculo al libre comercio interno, y su eliminación como parte de un discurso de modernización o liberalización del mercado. Esto genera una tensión clásica de la política argentina: federalismo versus centralismo.
¿Quién decide qué es mejor para una región? Juego de actores e intereses en pugna. Productores ganaderos patagónicos y gobiernos provinciales suelen estar en contra de eliminar la barrera, tienen un interés directo en mantener su status sanitario diferenciado, que les permite exportar a mercados premium. Supermercados, distribuidores y consumidores presionan a favor de eliminarla ya que abre el juego a carne más barata.
Eliminar la barrera puede interpretarse como una forma de intervención del gobierno nacional en una política que históricamente ha sido defendida por las provincias patagónicas.
El gobierno nacional dependiendo de su orientación política puede usar la eliminación como una forma de demostrar compromiso con el libre mercado o como una medida antiinflacionaria de corte populista. Obviamente que se puede utilizar políticamente en dos sentidos. Como decíamos una bandera del federalismo. Los gobernadores pueden mostrarse como defensores de los intereses regionales oponiéndose a la intervención central o como una bandera de eficiencia o justicia económica. El gobierno nacional puede presentarlo como una medida que beneficia al bolsillo del pueblo.
Ambas narrativas construyen capital político en públicos diferentes por eso el tema se vuelve más político que técnico, podemos hablar incluso del impacto electoral y territorial en provincias como Neuquén con fuerte identidad regional y tradición política propia, tomar posición frente a la barrera sanitaria tiene consecuencias electorales.
Apoyarla es alinearse con el modelo patagónico de desarrollo y protección pero oponerse puede abrir un frente de conflicto con productores, intendentes y sectores locales. Desde lo político, eliminar la barrera sanitaria es una medida de alto costo simbólico. Va más allá de la carne, representa el equilibrio de poder entre el centro y la periferia, entre el mercado y la producción, entre la técnica y la identidad.
El gobernador o el partido que tome postura debe medir cuidadosamente el impacto territorial, económico y simbólico de su decisión porque es un tema que toca el federalismo real, el desarrollo local y la narrativa del interior productivo.
Esta barrera fue defendida como una herramienta de protección sanitaria y económica. Pero también, es cierto que, con el paso del tiempo se ha transformado en algo más: una traba, una frontera interna, un obstáculo innecesario que nos separa del resto del país.
Mientras hablamos de un país más justo, más federal nos seguimos rigiendo por reglas que fragmentan y aíslan.
Argentina tiene zonas libres de fiebre aftosa con y sin vacunación. La ciencia, los controles modernos, las nuevas formas de trazabilidad permiten cuidar la salud animal sin necesidad de levantar muros internos.
¿Por qué una familia neuquina tiene que pagar más por la carne que una del norte del país? ¿Por qué nuestros comerciantes tienen que enfrentar trabas y sobrecostos para acceder a productos que en otras provincias circulan libremente?
El federalismo no se construye poniendo barreras, sino derribándolas. Un verdadero federalismo es aquel que integra, que permite que las regiones dialoguen, comercien, se desarrollen en conjunto. No podemos seguir sosteniendo estructuras que ya no se justifican desde lo sanitario y que generan privilegios para pocos, mientras la mayoría pagan el costo.
No estoy en contra de los productores locales, ni del campo, ni del esfuerzo de nadie; al contrario, quiero que el campo neuquino crezca, compita y se expanda. Pero para eso necesitamos salir del proteccionismo estéril y mirar hacia adelante. Porque proteger no puede ser sinónimo de encerrar. Me baso en datos. Argentina tiene zonas libres de fiebre aftosa con y sin vacunación. La ciencia, los controles modernos, las nuevas formas de trazabilidad permiten cuidar la salud animal sin necesidad de levantar muros internos.
Lo que necesitamos es tecnología no barreras. Y además no podemos mirar para otro lado cuando la gente no llega a fin de mes. Cuando la góndola te marca una realidad que duele.
El federalismo no se construye poniendo barreras, sino derribándolas. Un verdadero federalismo es aquel que integra, que permite que las regiones dialoguen, comercien, se desarrollen en conjunto. No podemos seguir sosteniendo estructuras que ya no se justifican desde lo sanitario y que generan privilegios para pocos, mientras la mayoría pagan el costo.
Si eliminar esta barrera significa más carne, más barata en más mesas neuquinas entonces estamos hablando de justicia social, no de política sanitaria. No va a faltar quien diga que esto es abrir la puerta a un caos. Pero les digo que no hay nada más caótico que sostener reglas que ya no tienen sentido. Nada más injusto que un país partido en dos, con ciudadanos de primera y de segunda según el lado del control que les toca vivir.
Si eliminar esta barrera significa más carne, más barata en más mesas neuquinas entonces estamos hablando de justicia social, no de política sanitaria.
Neuquén tiene la posibilidad de liderar un debate nacional, de ser la provincia que diga: basta de barreras que nos separan, vamos por puentes que nos unan, basta de discursos que usan el federalismo para proteger privilegios. Vamos por un federalismo real donde todos podamos acceder a los mismos derechos, vivamos donde vivamos. Por eso con responsabilidad, con firmeza y sobre todo con visión de futuro sostengo que es tiempo de revisar la barrera sanitaria, es tiempo de integrarnos y es tiempo de avanzar.