Un criminal oriundo de Long Island, en Nueva York, quiso fingir su propia muerte para no ir preso. Robert Berger falsificó un certificado de defunción, y su abogado lo presentó ante las autoridades, sin percatarse de que un "pequeño" error lo delataría.
El plan estaba armado para que Berger evite la sentencia que pesaba sobre él por poseer un auto robado, y por un intento de robo de un camión, y casi tiene éxito. Pero cuando el letrado presentó el documento, los fiscales notaron un error tipográfico inusual, que dejó en evidencia el fraude.
Aunque en apariencia era idéntico a un documento oficial emitido por el Departamento de Salud, Estadísticas Vitales y Registro de Nueva Jersey, el error en el nombre del departamento alertó a las autoridades: en lugar de poner "REGISTRY" (registro, en español), el nombre decía "REGSITRY" (regsitro).
El propio departamento confirmó que el certificado de defunción presentado era falso, y que en realidad el acusado estaba vivo. Ahora Berger enfrentará hasta cuatro años de prisión adicionales, si es declarado culpable de fraude.