El primer ministro francés, Sébastien Lecornu, propuso al Parlamento suspender la impopular reforma de las pensiones de 2023 hasta las próximas elecciones presidenciales, prevista para 2027, con miras superar la profunda crisis política que sacude Francia.
La suspensión de esta reforma es una de las líneas rojas de la oposición socialista para no sumar sus votos a los del resto de la izquierda y la extrema derecha para derribar el tercer gobierno del presidente Emmanuel Macron en menos de un año.
El retraso de la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y el aumento a 43 años de la cotización necesaria para una pensión completa a partir de 2027 cristalizan desde su adopción en 2023 el descontento con la política del presidente centroderechista.
Lecornu, de 39 años, precisó que no habrá ningún retraso de la edad "hasta enero de 2028", como solicitó el primer sindicato francés CFDT, y la duración de la cotización permanecerá también congelada en "170 trimestres hasta enero de 2028".
El 10 de octubre, Macron nombró de nuevo primer ministro a Lecornu, cuya dimisión dás antes agravó la profunda crisis política que sacude Francia desde 2024.
Pero en un momento en que la segunda economía de la Unión Europea se encuentra bajo presión para reducir su elevada deuda pública (115,8% del PIB) y llevar el nivel de déficit público por debajo de 5% del PIB en 2026, advirtió que la suspensión tendrá un costo.
Esta medida, que beneficiará a 3,5 millones de franceses, costará 400 millones de euros en 2026 y 1.800 millones en 2027, precisó Lecornu, que señaló que deberá ser "compensada con ahorros".
El anuncio ocurre horas después de la presentación de su proyecto de presupuestos para 2026, que prevé un esfuerzo fiscal de 30.000 millones de euros, en gran parte por una reducción del gasto público.
La suspensión de la reforma de las pensiones divide al oficialismo. Macron había rechazado hasta el momento ceder a este reclamo que pedían la oposición de izquierda y los sindicatos desde hace más de dos años.
Fuentes: afp/reuters