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Femicidio de Patricia: le cortó el dedo para desbloquear el teléfono

La mujer había cortado la relación con su ex y estaba por finalizar los trámites para poder viajar a Italia, para estar con su nuevo novio.
Miércoles, 28 de junio de 2023 a las 00:30

Patricia Rendón Rodríguez tenía 31 años, una hija de 7 y un comercio de ropa que le iba bastante bien. Había conocido a un italiano con el que había empezado una relación. El 28 de junio del año pasado debía viajar a Buenos Aires para terminar los trámites de la visa. Una amiga alertó a la Policía sobre su desaparición y fue encontrada dos días más tarde, cuando Luis Fernando Cronenbold se quebró y guio al fiscal hasta el lugar donde la enterró.

Un año se cumple de uno de los hechos más escalofriantes que sufrió la comunidad de Catriel. El asesino está detenido a la espera del juicio que tiene fecha de inicio el  28 de agosto. Serán 35 testigos en total y será juzgado por un jurado popular. En Catriel pidieron que el debate se desarrolle en esa ciudad, pero desde la Justicia confirmaron que se realizará en las salas de audiencias de Cipolletti. Por la calificación del delito, al femicida le correspondería prisión perpetua en caso de considerarlo culpable.

El caso de Patricia conmocionó a toda la región. Es que misteriosamente desapareció justo el mismo día en el que tenía que viajar con una amiga a Buenos Aires, donde tenía turno para finalizar los trámites de la visa para ingresar a Italia. La relación con su nuevo novio habría sido el detonante para que Cronenbold cometa el crimen.

Patricia Rendón Rodríguez

De acuerdo con la investigación, Cronenbold, padre de la niña, la mató entre las 8:05 y las 9:10 del 28 de junio del año pasado. El crimen fue a golpes en la cabeza, que le provocaron una hemorragia cerebral. El asesino sabía de la relación que su ex estaba iniciando con un italiano y luego de asesinarla, como contó en aquel momento Mejor Informado, le cortó el dedo pulgar para poder desbloquear el teléfono celular, y acceder a los mensajes de la pareja.

Con la mujer muerta, abrió el baúl de su Renault Fluence, la cargó allí para deshacerse del cuerpo. Pero antes, retiró a la niña de la escuela y la llevó a la casa de una amiga, quien debía cuidarla mientras la madre estuviese ausente. Después del mediodía, se fue a un área petrolera, dónde él había trabajado como soldador. En un lugar alejado, entre Catriel y Casa de Piedra, decidió enterrarla.

Luis Fernando Cronenbold durante su declaración

La Policía lo detuvo a la tarde, cerca de las 18, cuando regresaba a la ciudad. El dato principal para involucrarlo fue que en horas de la madrugada, el teléfono de Patricia se activó. Los investigadores sorprendidos fueron directamente al calabozo de la Comisaría 9°. Dentro de una bota petrolera, encontraron el aparato. Ya no habían dudas, pero la mujer seguía sin aparecer.

Luego de varias horas de negociaciones, Cronenbold se quebró y aceptó guiar al fiscal al lugar donde la había enterrado en Medanito. Con el hallazgo del cuerpo sólo hubo que preparar la acusación por femicidio. De todas maneras y aunque reconoció haberla enterrado, el ex marido de Patricia armó una historia salida de una serie de Netflix, con narcotraficantes colombianos y una abultada deuda por la venta de droga. Dijo que fue obligado a enterrarla, pero que no la mató.

Ante el juez de Garantías declaró que "a Patricia la mataron por una deuda que tenía" y que "dos hombres con acento colombiano me pidieron rescate ese día por ella". Que había sido de 5 millones pero que llevó 1,2 "que venía ahorrando para ir al cumpleaños de 94 años de mi abuelo en Bolivia". En la continuidad del relato, explicó que "me citan al lugar donde la enterraron y yo llevo más de un millón de pesos que me pidieron como rescate".

Una vez en el lugar, en un campo del área petrolera Puesto Morales a unos 80 kilómetros de Catriel, sobre la ruta Provincial 57 y a unos 60 de Casa de Piedra, describió: "vi que Patricia estaba en el baúl de un auto (VW) Vento azul y de ahí la pasan a mi auto". El ex continuó: "Yo pensé que estaba viva, pero ya estaba muerta. Me dijeron que si no conseguía el resto iba a seguir mi hija y yo. Ellos estaban armados", con lo que intentó justificar los rastros de sangre en el baúl del Renault Fluence que manejaba al momento de ser detenido.

Al ser ambos de nacionalidad boliviana y no tener familiares en Argentina, la abuela materna solicitó la tenencia y fue autorizada por la Justicia para llevarsela al vecino país.

Su abogado defensor mantuvo la imaginativa coartada y para reforzarla citó a tres testigos que serán escuchados en el juicio. En tanto que la querella citó a 32. El juicio se hará en cuatro jornadas, desde el 28 hasta el 31 de agosto.

 

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