Este lunes por la tarde, cuando la ciudad comenzaba a caer en la calma, policías que patrullaban las bardas junto al Club Maronese encontraron un cuerpo tirado entre matorrales, sin vida y en avanzado estado de descomposición. Un cadáver inesperado que sacudió el silencio de la zona.
No hay testigos, no hay certezas, solo un cuerpo que habla de una historia que aún no se quiere contar. La fiscalía ya está en movimiento, con la autopsia programada para este martes, buscando respuestas en la oscuridad.
Las primeras pistas apuntan a una lesión autoprovocada, pero el Ministerio Público Fiscal no descarta ninguna hipótesis. En esas bardas, la verdad esconde sus secretos y solo el tiempo, y las pericias, revelarán qué ocurrió realmente.
Mientras tanto, la muerte queda a la vista, dura y directa, como un disparo en medio de la calma neuquina.