El juez de Garantías César Lanfranchi dio por formulados los cargos contra el agente de policía Emerson Rubén Marín, de 34 años, quien este invierno había sido destinado a Bariloche para reforzar la seguridad en la ciudad. Ahora enfrenta una acusación por femicidio, aunque para la Justicia es el de homicidio triplemente agravado. Con su pistola reglamentaria mató a Stefanía Civardi, una joven de 22 años con la que mantenía una relación desde hacía menos de un mes. La fiscalía lo acusa de asesinarla de un balazo mientras ella estaba acostada en la cama.
Los agravantes descriptos por el equipo del Ministerio Público durante la audiencia: el vínculo, el uso de arma de fuego y el contexto de violencia de género. El crimen ocurrió en la madrugada del miércoles 30 de julio en la vivienda de la víctima, sobre calle Los Radales. Según la acusación que presentó la Jefa de fiscales Betiana Cendón y la fiscal del caso Alejandra Bartolomé, Marín utilizó su pistola reglamentaria calibre 9 milímetros para dispararle a quemarropa. El proyectil ingresó por la tráquea, atravesó la cabeza de la joven y quedó alojado en la almohada. La muerte fue inmediata.
Pero hay un detalle que se volvió determinante para los investigadores: un vecino, que vive del otro lado de una pared de construcción en seco, declaró que escuchó una detonación y, enseguida, una frase desgarradora que atribuyó al propio Marín: “¡Qué hice!”. Esa expresión, surgida segundos después del disparo, se convirtió en una de las pruebas más contundentes del caso.
A eso se sumaron las pericias criminalísticas que, a pedido de la fiscalía, fueron realizadas con el apoyo de Gendarmería Nacional. Los especialistas en balística determinaron que el disparo fue realizado desde una distancia mayor a los 15 centímetros, lo que derribó cualquier hipótesis de suicidio o forcejeo.
Otro informe clave fue el del armero de la Policía de Río Negro, quien examinó el arma reglamentaria utilizada. El perito concluyó que, tal como fue hallada –con un segundo proyectil en boca y sobre la mesa de luz–, era imposible que hubiera sido manipulada por la víctima después del primer disparo. Otro dato que echó por tierra cualquier posibilidad de acción defensiva, forcejeo o intento de suicidio.
La escena también presentaba otros indicios: se detectaron manchas de sangre en el baño y lesiones en el cuerpo de Civardi que no eran contemporáneas a su muerte. Pero tal vez el dato más alarmante del caso es que Marín ya contaba con un antecedente reciente: en 2023 había sido beneficiado con una probation en una causa por violencia de género, lo que le permitió evitar un juicio oral y seguir cumpliendo funciones como policía, armado y en la calle.
Durante la audiencia de formulación de cargos, los abogados defensores Estanislao Cazaux y Mauro Lezcano no objetaron la imputación. Adelantaron que tienen una teoría del caso distinta, aunque no la expusieron en detalle.
La fiscalía solicitó la prisión preventiva por cuatro meses, argumentando que existe un alto riesgo de entorpecimiento. Varios de los testigos clave son compañeros del propio acusado y familiares de la víctima. El juez Lanfranchi avaló el planteo y ordenó la detención hasta el 1 de diciembre. Marín será trasladado desde la Comisaría 36°, donde se encuentra actualmente, a la Comisaría 10° de San Antonio por razones de seguridad.
La querella particular, que será llevada adelante por los abogados Leonardo Triventi y Gustavo Bisogni, aún se encuentra en proceso de formalización. Ambos estuvieron presentes en la audiencia junto a familiares de la joven, aunque todavía no accedieron de forma oficial al expediente.