Lo buscaban por robos en General Roca y lo terminaron agarrando con el petardo en la mano en pleno centro de Bariloche. El operativo, que parecía un control rutinario de fin de año, se transformó en una captura de alto impacto cuando los efectivos descubrieron que el vendedor clandestino de pirotecnia era en realidad un prófugo de la Justicia.
El procedimiento se realizó hoy miércoles 31 de diciembre, en medio de un escenario marcado por las altas temperaturas y la sequedad extrema que convierten a la pirotecnia en un riesgo latente de incendios forestales. Los policías detectaron al sujeto comercializando explosivos en la vía pública y lo interceptaron de inmediato, cumpliendo con la ordenanza municipal que prohíbe estas ventas.
Al identificarlo, surgió el dato que encendió todas las alarmas: el hombre tenía un pedido de captura vigente solicitado por la Justicia de General Roca. Las causas estaban vinculadas a robos cometidos semanas atrás, y el prófugo se movía entre ciudades para evitar ser localizado. La rutina policial terminó resolviendo una fuga que llevaba tiempo preocupando a las autoridades.
La intervención fue precisa y rápida. En cuestión de minutos, el operativo pasó de ser un control preventivo a un golpe judicial de peso. El cruce de información permitió confirmar la identidad del detenido y poner fin a su recorrido clandestino, mientras la pirotecnia incautada reforzó la importancia de los controles en una ciudad rodeada de bosque nativo y con antecedentes de incendios devastadores.
El caso expone dos caras de la misma moneda: la venta ilegal de explosivos que amenaza la seguridad de Bariloche y la captura de un prófugo que creía poder esconderse entre turistas y transeúntes. La Policía lo atrapó con el petardo en la mano y cerró el año con un operativo que mezcla prevención, justicia y polémica.