La noche en la Ruta 53 venía tranquila, hasta que un control de la Brigada Rural cortó el paso y destapó una escena digna de película de cazadores furtivos: ocho perros sueltos en el vehículo, bolsas negras con un chancho jabalí despostado y un conductor que no tenía un solo papel en regla. Así, un vecino de Chacras Colonia Frías, de 40 años, quedó en el centro de un operativo que le costó caro.
Los inspectores confirmaron que el cazador no tenía licencia de caza ni los permisos obligatorios (formularios C01 y C02), que deben ser firmados por el dueño del campo y avalados por la policía. Tampoco contaba con la libreta sanitaria de los animales ni con el certificado para cazar con jauría.
A eso se sumó que los perros viajaban sueltos, sin bozales ni jaula de transporte, y que la caza se había hecho de noche, a la vera de la ruta, en infracción a la normativa vigente.
La carne del animal fue decomisada e incinerada, siguiendo el protocolo, mientras que el hombre se llevó una abultada infracción a la Ley 2056 por caza furtiva.