La fuga de la Comisaría 4° de Cipolletti volvió a dejar a la Policía bajo la lupa y la facilidad con la que los jueces de Ejecución ordenan al Servicio Penitenciario que los internos no sean alojados en las cárceles. Los dos prófugos no son improvisados: tienen prontuarios por robos, experiencia en escapes y condenas vigentes. A continuación, el perfil de cada uno.
El ladrón reincidente de El Bolsón
Con 32 años y oriundo de El Bolsón, Marcos Edgardo Figueroa se convirtió en un viejo conocido de las comisarías del Alto Valle. Cumplía una condena por tentativa de robo en flagrancia, que vencía recién en abril de 2025. Su historial de fugas arrancó el 16 de octubre de 2024, cuando junto a otros tres internos —Axel Malcon Sepúlveda, José Miguel Ríos Zapata y Braian Andrés Vargas— rompió un candado, usó un palo como palanca y se escabulló de la Subcomisaría 79° de las 1200 Viviendas.
En esa ocasión, se mantuvo prófugo apenas un mes. Terminó cayendo de la forma más torpe: una vecina lo vio intentando abrir un auto en la calle J. M. París, llamó al 911 y un móvil lo interceptó en Naciones Unidas cuando trataba de huir.
Condenado y reincidente, Figueroa había demostrado ser capaz de romper candados y muros, pero terminó atrapado en una escena de ratería de barrio. Ahora, vuelve a fugarse, esta vez desde pleno centro cipoleño.
El joven que no quiere ir a la cárcel
Con apenas 21 años, José Miguel Ríos Zapata ya acumula un prontuario digno de un veterano del delito. Fue condenado por tentativa de robo en poblado y en banda, pero sus escapadas lo hicieron más conocido que sus robos.
En octubre de 2024 también se fugó de la Subcomisaría 79° junto a Figueroa. Durante meses estuvo libre, hasta que la Policía lo ubicó en Allen, caminando por la avenida principal con documentos falsos a nombre de otra persona. Esa jugada le sumó un nuevo cargo por falsificación.
Su situación judicial se resolvió en un juicio abreviado: se le revocó una condena anterior en suspenso y terminó con una pena única de un año y nueve meses de prisión efectiva. A pesar de su juventud, ya cargaba con antecedentes condenatorios desde febrero de 2024, cuando había recibido un año y medio de prisión en suspenso por otro hecho.
Durante la audiencia, Ríos Zapata pidió expresamente no ser alojado ni en el Penal de Cipolletti ni en el de General Roca, alegando que su vida corría riesgo allí. Su temor refuerza la hipótesis de que mantiene serios conflictos con otros internos. Solicitó ir a Choele Choel, una cárcel para presos de confianza y buena conducta, sin embargo seguía alojado en la Comsiaría 4°.
Ambos presos se escaparon hoy de la Comisaría 4° en pleno centro de Cipolletti, donde estaban detenidos por disposición del Juzgado de Ejecución Penal de la ciudad.