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Femicidio de Otoño Uriarte: oscuridad y vergüenza

El poder rionegrino tiene una cuenta pendiente. Este martes comienza el juicio por el crimen ocurrido hace 18 años.
Sabado, 23 de noviembre de 2024 a las 18:09
Femicidio de Otoño Uriarte: oscuridad y vergüenza Femicidio de Otoño Uriarte: oscuridad y vergüenza

El caso de la desaparición y muerte de Otoño Uriarte es una de las páginas más oscuras y vergonzosas de la historia reciente de Río Negro. La lentitud, las irregularidades, las mentiras y la desidia política y judicial marcaron un proceso donde las víctimas no solo fueron Otoño y su familia, sino toda la sociedad, obligada a presenciar, en silencio y sin respuestas, un desmanejo inaceptable.

El 23 de octubre de 2006, la joven Otoño, de apenas 16 años, desapareció en Fernández Oro. La denuncia de su padre, Roberto Uriarte, fue presentada a la Comisaría 26° casi a la medianoche, pero la respuesta judicial no fue más que tardía y negligente. Mientras la familia pedía respuestas, el Comité de Búsqueda, encabezado por el entonces Subjefe de Policía, Víctor Ángel Cufré —estuvo preso por otros delitos— y respaldado por figuras como el ex integrante del Superior Tribunal de Justicia (STJ) Víctor Sodero Nievas, comenzaba a moverse en paralelo al expediente, sin mayor eficacia y con un enfoque que rápidamente se hizo cuestionable.

A pesar de que el cuerpo de Otoño fue encontrado el 24 de abril de 2007, seis meses después de su desaparición, la investigación estuvo plagada de irregularidades, contradicciones y falta de recursos. Uno de los hallazgos más reveladores fueron los vellos púbicos encontrados en el cuerpo de la joven, que podrían haber sido clave para identificar a los responsables. Sin embargo, el análisis de las muestras fue incompleto por falta de recursos, un claro reflejo de la desorganización y la falta de presupuesto, una constante en la investigación.

Seis meses después de la desaparición, Otoño Uriarte fue encontrada muerta en la usina de El 30 en el canal Principal de Riego

El proceso judicial estuvo marcado por la incompetencia y negligencia de figuras como la jueza María del Carmen García García, quien, más preocupada por su propio desgaste y sobrecarga laboral, se convirtió en un obstáculo para la verdad. Esta misma jueza sería destituida y luego indemnizada con diez millones de pesos por "estrés laboral". Magistrada que fue nombrada para revertir los papelones ya demostrados en el asesinato de Verónica Villar, Paula y María Emilia González en el Primer Triple Crimen, y los homicidios de Janet Opazo, Ana Zerdán y Diana del Frari, entre otros.

Por otro lado, la actitud del poder político del entonces gobernador Miguel Saiz, fue de una inusitada pasividad, que rápidamente se tornó sospechosa. Mientras Cufré desestimaba el caso y se permitía comentarios livianos sobre la desaparición del tipo "se debe haber ido con un noviecito", el ex senador y entonces candidato a gobernador Miguel Pichetto jugó una carta electoralista sobre una red de prostitución vinculada al caso, sin que se realizara una investigación a fondo. La denuncia de una escucha en la que se mencionaba la presencia de Otoño en un cabarete de Choele Choel, quedó solo como una jugada política. Nunca se siguió con la seriedad que la situación requería. Es más, durante años se minimizó la hipótesis de trata, hasta que en 2023 una nueva abogada de la familia Uriarte logró introducir la figura de una testigo protegido que podría aportar información clave.

El último gobernador radical, Miguel Saiz, confió en los manejos oscuros de Víctor Cufré, primero como Jefe de Policía y luego como secretario de Seguridad

Solo por la relevancia del caso y el peso social que representa, permitió que la causa no se archive. Así, 18 años después, los acusados siguen siendo los mismos: Néstor Ricardo Cau, José Hiram Jafri, Germán Ángel Antilaf y Maximiliano Manuel Lagos. A pesar de la acumulación de pruebas que sugieren un crimen complejo, no se logró esclarecer si Otoño fue víctima de abuso sexual, o por qué su cuerpo fue arrojado tan cerca del lugar de su desaparición, arriesgando la posibilidad de que quienes lo trasladaban sean atrapados.

El juicio que comienza este martes se presenta como la última esperanza para cerrar un capítulo oscuro en la historia de Río Negro. Seis jornadas de audiencias intentarán dar respuesta a las preguntas que durante años se acumularon. Sin embargo, la confianza social en que finalmente se haga justicia es casi inexistente. A lo largo de estos 18 años, el caso fue testigo de desidia y falta de eficacia para abordar la verdad. La pregunta se repite desde el 23 de octubre de 2006, cuando la vieron por última vez en el puente de La Viña: ¿Qué pasó con Otoño? 

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