Doña Chela llegó a la zona proveniente de Misiones para ejercer su profesión de maestra y eligió a Neuquén como destino porque alguna vez escuchó este nombre en boca de su padre.
Durante esa rutina de ir y volver de la escuela nunca se dio cuenta de que un comerciante que vivía en medio de aquel trayecto había quedado impactado por su belleza.
Ese hombre era don Felipe, un carnicero que proveía mercadería al Ejército y también abastecía como minorista a los vecinos de la ciudad”.