El paro y los bloqueos de taxistas llegó, como se esperaba, a su fin, después de intensas negociaciones que combinaron a los niveles municipal, provincial, policía, y fiscalía, todos estos en comunicación con los familiares de Pablo Sánchez, el chófer herido gravemente por dos delincuentes, y con los referentes sindicales y empresariales del transporte público de alquiler.
Los taxistas que participaban de la protesta habían anticipado que se remitían a la decisión de los familiares del chófer herido. Fue una muestra de la singularidad del conflicto, que se había planteado en función de que hubiera novedades de la investigación del crimen, específicamente, que se detuviera a sus autores.
Ese tema, después, se fue relativizando. Fue clave la reunión de fiscales con la familia de Sánchez. Allí explicaron lo que se estaba haciendo en la pesquisa, y garantizaron la eficacia de la investigación en marcha, tanto como el hecho de que cualquier novedad le sería anticipada a la familia.
También fue importante la reunión entre funcionarios municipales, encabezados por el secretario de Coordinación, Marcelo Bermúdez, y técnicos de la Policía neuquina, para que el monitoreo del sistema de botón de pánico utilizado por los taxistas sea realizado directamente por la Policía, y no por Defensa Civil del Municipio, como se vino haciendo hasta ahora. Allí se quedó en que en una semana habría resultados concretos, y esto provocó una distensión entre los taxistas que protestaban en los puentes y en la ruta 7.
Finalmente, el anticipo de la reunión inicialmente prevista para las 16, a las 13, bajo la tutela directa del fiscal general de la provincia, José Gerez, terminó de cerrar el círculo de soluciones políticas al conflicto.