LA OTRA PANDEMIA

En medio de la crisis, los chicos que piden para poder comer

Una realidad que duele asoma en las madrugadas de la capital neuquina.
sábado, 5 de diciembre de 2020 · 00:00

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) alertó este miércoles que la situación generada por el coronavirus es dramática y provocaría una "pandemia de hambre" en América Latina. En Neuquén, a nueve meses de este "stand by" económico, social y político, el hambre ya se ve; no en las estadísticas, no en los diarios, se palpa en las calles, en los contenedores de basura; la gente tiene hambre, los pibes tienen hambre. 

Si uno recorre la zona céntrica de la capital neuquina, sobre la Avenida Argentina dónde se encuentran los bares más concurridos (antes del Covid), que de a poco van logrando una cierta "normalidad" y con un nuevo horario de cierre a la 1 de la mañana, ve un escenario que lo remonta directamente a 1200 km de Neuquén; directamente al corazón porteño, dónde los chicos en vez de estar jugando o estudiando están pidiendo comida en las puertas de los bares o "trabajando" como vendedores ambulantes. Llegando al último mes del año, la provincia de Vaca Muerta tiene un escenario similar: "Entre 8 y 10 chicos, bastantes chiquitos venden y se acercan a las mesas del bar", fue una de las frases que más repitieron los dueños de varios bares capitalinos a la redacción de mejorinformado.com 

En el recorrido realizado desde este medio, varios gastronómicos coinciden que en estos meses de pandemia no se incrementó tanta gente pidiendo comida, sino, vendedores ambulantes: "En una hora pasan cuatro o cinco vendiendo cosas; y es un poco molesto porque tenes que sacarlo, y se ven muchos menores de edad", sostuvo Gabriel Cossi, dueño de Oliver Bar.

En relación a las "viandas" o comida que le dan a la gente, en dicho local que se encuentra en calle Belgrano e Yrigoyen, Gabriel afirmó que suelen: "Darles si vienen a pedir y si nos sobra algo de comida. Porque ahora la gente es decir los clientes, piden lo justo y no suele sobrar, y si sobra piden llevárselo (aunque sea una porción de pizza); y si no, nos lo llevamos nosotros a nuestras casas".  

Asimismo, otro gastronómico, en este caso Alejandro Cárdena, dueño de Vanellus Bar, ubicado en calle Elordi y Talero, coincide con su colega y remarcó que "hubo un notable crecimiento de gente que está pidiendo comida y vendiendo medias, bolsos, pañuelitos. En estos dos últimos meses lo he visto con más recurrencia muchos menos chiquitos dando vueltas y pidiendo. Uno que está en la noche y observa el movimiento se puede ver que están siempre al mando de una persona más grande y eso también es una lástima". 

Cárdena, reconoció que en un primer momento al comienzo de la pandemia, por marzo separaban comida para entregar a la gente que pedía: "Nosotros en el bar, cuando comenzó todo esto del Covid teníamos solo servicio de viandas, entonces lo que hacíamos, lo que quedaba por lo general dos o tres viandas las destinábamos para las personas que pasaban y pedían comida". 

Sin embargo en muchas ocasiones se decepcionaron por la respuesta del otro lado: "Lamentablemente, también, ha pasado en algunas ocasiones que las misma bolsa que les dábamos, ya sea algunas porciones de pizzas, pan u otra comida , la encontrábamos en la vuelta del local en los cestos de basura. Hay una cierta discrepancia de los que realmente necesitan y de los que van únicamente por plata y usan a los menores de edad. Te da mucha impotencia".  Con respecto a eso afirmó que "a veces uno quiere ayudar pero hoy por hoy vivimos en un mundo complicado y no sabes para dónde puede salir la ayuda que brindas". 

Sergio Semerano, dueño de la Cervecería Borken, también dio su perspectiva y punto de vista ante esta realidad que se repite noche tras noche por las calles capitalinas: "Si la verdad que ha aumentado muchísimo la cantidad de vendedores ambulantes, más que la gente pidiendo. Nosotros en el momento del despacho, no damos comida, porque se genera mucho desorden en la cocina, los chicos están haciendo el despacho al comedor y si pedimos alguna sobra se empiezan atrasar las cosas, lo que hacemos a los que vienen a pedir le decimos que pasen después del cierre que le preparamos viandas, las sobras de comida  que la gente no ha tocado y no se la quiere llevar; la separamos para repartir a la noche", sin embargo, afirmó que no son muchos los que vuelven al final de la jornada a buscar la vianda: "Cuando cerrábamos más temprano, 10 de la noche, se notaba muchos menores pidiendo. Diez personas aproximadamente vienen a pedir antes del cierre. por lo general menores de edad, pero también adultos de todas las edades"

Más hambre en un mundo hambriento, desigual; la pandemia de coronavirus ha echado leña al fuego de esta creciente crisis alimentaria y ha exacerbado las desigualdades y vulnerabilidades existentes, que en Neuquén se ve con tan solo caminar unas cuadras. 

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