SEXTA NOTA

El infierno del padre versus el Estado seguirá en el verano

Nuevo capítulo (el sexto) del seguimiento de la situación de L y su hijo frente a G, funcionaria estatal.
domingo, 26 de diciembre de 2021 · 10:42

El infierno que vive L, sin poder compartir con su hijo más pequeño ante la negación de su madre, la funcionaria estatal G, se extenderá durante el verano. El lunes 20, una jueza subrogante la comunicó que seguiría atado a una tobillera de seguimiento georeferencial por 60 días más. Era lo que había dispuesto la jueza titular, ahora con licencia, y acudiendo al fundamento de la Feria Judicial. La subrogante firmó la resolución el 17, antes de la audiencia. "Fui a la audiencia con la resolución ya tomada", se lamenta L. Está desesperado. No pudo ver a su hijo en Navidad, pese a que había acordado con la madre que pasara la Nochebuena en su casa. Hizo la denuncia, pero cree que no pasará nada, como en otras ocasiones. Evalúa volver a encadenarse a las puertas de los tribunales, el lunes. 

La historia de L ya parece escrita por Franz Kafka. L parece el personaje del cuento "Ante las puertas de la Ley". Pasa el tiempo sin que nadie responda, sin que nadie solucione. Ha hecho denuncias incluso por tráfico de influencias dentro del Estado. Es consciente que se enfrenta no a una persona con la que tiene diferencias, sino a una montaña de burocracia culposa. Sus abogados le hicieron saber a la jueza subrogante que, con la extensión de la portación de tobillera, no estaba previniendo nada, sino imponiendo un castigo, una pena, una condena. La jueza subrogante se permitió esbozar la posibilidad de que en lugar de tobillera se pudiera usar un dispositivo de botón de pánico dual. "Pero no les aseguro nada", dijo, desde la inmensidad cósmica que existe detrás un escritorio en las altas oficinas donde se administra la ley.

L pasó el 24 de diciembre ilusionado con ver a su hijo. La fiesta estaba preparada. Vinieron parientes de lugares lejanos. L se calzó el traje de Papá Noel. Pero su hijo no apareció. Y G, la madre, apagó el teléfono. Al otro día, Navidad, tampoco hubo contacto, pese a ser fin de semana y estar vigente el trato de contacto durante tres horas entre padre e hijo. Nada de esto parece conmover al mega edificio corporativo del Estado neuquino, pese a que están involucrados directamente al menos dos funcionarias en este caso.

"El dolor familiar es tremendo, porque no se puede entender por qué no hacen nada, y ella hace lo que quiere, sin tener castigo...", le dice L a este periodista

Este periodista, a su vez, sabe que L no es el único. Que apenas es un caso testigo para contar historias desde un conocimiento exacto, para tener un testimonio individual que oficie de testimonio del drama de muchos. Es gente que sufre. Son niños cortados al medio tal como había ofrecido Salomón ante aquel primer reclamo bíblico. Cada tanto, un padre, una madre, logran una solución, después de lugar en medio de montañas de expedientes y situaciones increíblemente dolorosas.

El infierno del verano será, para L, otra prueba difícil de superar. Es un infierno en el que quienes pueden decidir sobre su vida y la vida de su hijo, estarán de vacaciones.

 

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