Esta es la séptima nota que escribe este periodista sobre el caso de L, un padre al que se le ha negado el contacto con su hijo, incluso a contramano de disposiciones judiciales que obligaban a G, la madre del niño y ex pareja de L, a permitir ese contacto indispensable. G, quien es funcionaria del Estado en un cargo político, sería imputada en las próximas horas penalmente.
La imputación a la madre de los niños sería por el delito de impedimento de contacto y obstrucción de vínculo, y a más tardar la semana que viene van a notificarla sobre la imputación. Esto se hace en audiencia presencial. No será, de concretarse, el único caso. Hay otros muy parecidos. Madres que se niegan a permitir el vínculo del padre con uno o varios de sus hijos. En Neuquén y en Río Negro hay varios de estos casos que han llegado a la justicia penal.
G no permitió que L viera a su hijo menor en Navidad. Tampoco en Año Nuevo. Ninguno de estos dos fines de semana emblemáticos se cumplió la orden judicial que establecía el contacto en al menos tres horas por cada día del fin de semana. Por ese tema, G fue intimada, el 27 de diciembre, por la jueza subrogante que interviene en este caso.
"Intímese a la Sra (G) a dar estricto cumplimiento al régimen de comunicación provisorio pactado en fecha (...) absteniéndose de efectuar modificaciones en cuanto a la modalidad, días y horarios que no fueran pactados por las partes y/o habilitadas por resolución judicial", dice la comunicación que se le envió a G desde las oficinas judiciales.
"Una gran pena da no haber podido disfrutar de mi nene para navidad ni para año nuevo. Y ahora se acerca mi cumpleaños... quedan pocos días y ya no se que más hacer para que la justicia permita y obligue a cumplir las órdenes judiciales a la madre .. ya no se que más hacer", le dice L a este periodista.
Así son las cosas. L, el padre, lleva tobillera electrónica por disposición de la justicia para controlar que no se acerque a G. Esta, a su vez, mientras cumple funciones en el Estado, es intimada por la justicia, y sería imputada penalmente en poco tiempo más. La justicia reparte acciones sobre los padres, sin conseguir, por el momento nada: el niño, el hijo en cuestión, sigue como rehén de un diferendo que debería haberse solucionado mucho tiempo antes.