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Estuvo 14 días bajando de la cordillera con los animales

Juan Rubilar, conductor del programa “Entre espuelas y guitarras”, acompañó a crianceros en todo el recorrido, a casi tres mil metros de altura.
viernes, 15 de abril de 2022 · 19:18

Durante 14 días, durmiendo a la intemperie y soportando las inclemencias del tiempo de la cordillera neuquina, crianceros de la zona norte emprenden el regreso hacia las zonas más bajas. La actividad ganadera que distingue a Neuquén, la trashumancia, tiene dos momentos: al inicio de la época estival, subiendo a buscar los pastos que ha dejado la nieve y en esta época otoñal, bajando hacia la zona de residencia más habitual. La “veranada” y la “invernada” son los tránsitos que realizan las familias crianceras para el traslado de su hacienda (en su gran mayoría de chivos, aunque también incluyen a ovejas y algún vacuno), en busca de la mejor alimentación.

Juan Rubilar, el conductor del programa “Entre espuelas y guitarras” que en la mañana de sábados y domingos se emite por AM 550 y 24/7 Noticias de Neuquén, participó esta vez junto a integrantes de la familia Parada del regreso de las alturas cordilleranas a su entorno más bajo, en el norte de la Provincia.

En diálogo en el programa Pasen y Vean, Rubilar confesó que esta vivencia “no me la voy a olvidar nunca, había tenido la experiencia de acompañar un arreo hace unos años, pero no había tenido la oportunidad de documentarlo y en época de primavera, cuando el trashumante, el campesino sube a los campos de veranada”. Agregó que durante 14 días recorrió la zona de Ailinco con Cortaderas “muy cerca del límite con Chile”, en el llamado Alto Neuquén, “un lugar al que sólo se puede llegar a caballo” y donde se encuentran las vegas y pastos de verano “a casi tres mil metros de altura”.

El recorrido desde la zona de veranada hasta el de invernada de la familia Parada hay unos 300 kilómetros donde se deben sortear todo tipo de geografías y también de condiciones climáticas, especialmente en lo que fueron las jornadas de fines de marzo cuando Rubilar acompañó y documentó el arreo.

Entre las múltiples vivencias –que serán reflejadas en un programa especial a emitirse por el canal 24/7 Noticias y AM 550-, relató las pocas horas de sueño de los crianceros, por cuanto a la noche no siempre se encuentran lugares para encerrar a los animales y éstos pueden quedar a merced de predadores como pumas o seguir su recorrido sin parar. También que en algunos sectores del arreo se encuentran con refugios construidos por ellos y otros trashumantes adonde pueden guarecerse de las inclemencias del tiempo, pero en otros eso no existe y deben permanecer a la noche “durmiendo a la intemperie, sobre el recado”. Una noche en especial recordó Rubilar cuando en esas condiciones comenzó el fuerte viento, luego la lluvia y luego la helada lo que fue uno de los desafíos más fuertes que tuvo la travesía.

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