Si faltaba algún elemento para comprobar de modo fehaciente e inequívoco el poder de propagación y adaptación que tienen las carpas, lo proporcionó un vecino que las fotografió en el estrecho curso de agua que corre cerca del Aeropuerto de la ciudad de Neuquén. El nivel es muy bajo y las aguas están plenas de algas, pero las carpas están ahí, en buen número y con una evidente vitalidad.
No se sabe cómo llegaron hasta ahí, quizá alguien las haya sembrado y luego comenzaron a reproducirse. Pero que están, están; y se las arreglan para hacerle frente a las condiciones adversas. Tal es así que otro ejemplar se adaptó a una de las fuentes del Parque Central, estanque al que la llevó un pescador, previo a la pandemia.
Cabe recordar que, en mayo de 2021, diputados del bloque del Frente de Todos expresaron su preocupación por la colonización de lagos y ríos que protagonizaron (y protagonizan) estos peces, cuya pesca tiene adeptos (porque dan gran lucha) y detractores (porque los consideran vulgares).
Los legisladores advirtieron que las carpas “ponen en peligro la presencia de especies autóctonas de la fauna ictícola”. Las truchas no son autóctonas, han sido sembradas. Pero nadie se atrevería a cuestionarlas, ya que hacen una gran contribución al turismo, en especial en Junín de los Andes.
Los diputados plantearon que “la regulación de la pesca de carpas durante todo el año constituye una posible solución a la problemática, en tanto se trata de un pez apto para consumo humano”. El proyecto lo firmaron las diputadas y diputados Teresa Rioseco, Lorena Parrilli, Soledad Salaburu, Gonzalo Bertoldi, Darío Peralta, Soledad Martínez, Sergio Fernández Novoa y Mariano Mansilla.