Con una voz calma y un ritmo pausado para hablar, sorprende su capacidad para recibir un llamado en cualquier hora del día, preparar su mochila y viajar al punto más recóndito de la provincia para buscar a una persona desaparecida bajo el agua. Sandra Elisabet Saso, Sargento de la Policía, lleva 10 años como la primera y única mujer buzo de Neuquén.
En una entrevista exclusiva con Mejor Informado, la mujer de 37 años expresó su pasión por el agua. Nació y se crió en Vista Alegre Norte yendo a bañarse y a jugar en el Dique Ballester junto a sus hermanos y sus padres. Sin embargo, hoy en día también la hizo parte de su profesión.
En el 2011, cuando tenía 24 años, Saso comenzó su labor desde el Cuartel Central de la División de Bomberos de la Policía de Neuquén. Primero ocupó el puesto de conductor náutico, tomando el volante de grandes embarcaciones de rescate y de búsqueda. Sin embargo, tres años más tarde, hizo el curso de buceo. "Los asistía desde la embarcación y me llamó la atención", comentó. Así, se convirtió en la primera y hoy sigue siendo la única mujer de la Brigada de Buceo y Rescate.
Una labor de 24 horas los 365 días del año
Atenta a cualquier emergencia en su celular, Saso contó el difícil trabajo que realiza día a día. La provincia, que tiene numerosos cuerpos de agua como ríos, lagos y canales, complejizan la tarea para ella y sus cuatro compañeros que forman parte del equipo.
Si bien a veces colaboran con investigaciones policiales y se sumergen para buscar un cuchillo, un arma, un celular y hasta un auto, otras veces atraviesan la compleja tarea de buscar cuerpos de personas.
Cuando comienza una búsqueda, el punto donde se vio por última vez a la persona -o "Punto 0"- es la primera pista. "A veces tenemos la suerte de encontrarlo rápido, otras veces pasan semanas y hasta meses", contó con calma.
Según la complejidad, debe hacer apnea -aguantar la respiración por largos minutos- y otras veces se sumerge con tanques de oxígeno. "Desde la embarcación tienen la tarea de no perderme de vista y siempre hay otro buzo que me asiste en caso de que tengan que tirarse a buscarme", describió.
Para ello, su trabajo también consiste en intensos entrenamientos. De lunes a viernes hace natación junto al equipo en piscinas artificiales y también hacen prácticas para simular las extremas temperaturas, la poca visión y la exposición al sol que deben enfrentar en la vida real.
"Te acostumbrás, yo lo tomo como un trabajo normal", aclaró.
Sin embargo, su tarea también es acompañar a los familiares de las víctimas. "Es frustrante que pasen semanas o meses y no darles una buena noticia", expresó. "Sentís la angustia que hay", continuó con un tono de voz aún más tenue.
La profesión que está en pleno crecimiento
Ser buzo de la policía cambia según la temporada del año. Según contó Saso, afortunadamente su trabajo y el de su equipo fue mejorando a medida que su descanso también se priorizó. Antes, durante el verano, tenían que atravesar largas horas de guardia -desde las 14 hasta la llegada de la noche-, pero el trabajo más organizado y por turnos hizo que sean más efectivos.
Además, a la espera de más colegas, contó que este año muchos hombres hicieron el curso de buceo. "Son todos buzos deportivos pero todavía no fueron integrados al equipo de la Policía", detalló.
Saso sigue siendo la única mujer hasta el día de hoy. Si bien ha intentado convencer a algunas compañeras para que se animen a hacerlo, el sacrificio que implica el trabajo aún las mantiene alejadas. Pero no pierde la esperanza: "Tengo fe que en algún momento alguien quiera hacerlo", concluyó con una sonrisa que se transmitía a través del teléfono.