Con el modelo estonio como referencia, la provincia de Neuquén avanza hacia una transformación digital sin precedentes que promete poner al ciudadano en el centro del sistema estatal. Así lo explicó Rubén Etcheverry, Ministro de Planificación, Modernización e Innovación, en una entrevista radial en Así Estamos (Radio Mitre Patagonia), donde repasó los cambios que se avecinan en materia administrativa, tecnológica y cultural.
“El gobernador Figueroa nos planteó desde el primer día la necesidad de transformar el Estado, la economía y, en este caso, desde la tecnología”, señaló Etcheverry. En ese camino, el Gobierno neuquino ya comenzó a implementar un sistema que replica el modelo Once Only de Estonia, un principio basado en que el Estado solo puede pedir un dato una única vez.
“No tiene sentido que nosotros llevemos fotocopias certificadas de un DNI, cuando cualquier sistema se puede comunicar con la base de datos y obtener esa información con certeza”, ejemplificó.
Todos los organismos, una sola nube
El nuevo esquema se basa en la integración total de los estamentos públicos. Etcheverry explicó que la provincia está trabajando en integrar todos los organismos del Estado en una misma estructura digital, con el objetivo de que “todos tengan las mismas facilidades para gestionar documentos, trámites y servicios”.
El modelo también apunta a eliminar el papel como soporte obligatorio para gestiones públicas, impulsando el uso de firma digital, token, y una red segura que proteja los datos personales. “Así como la tecnología nos genera eficiencias, también genera ciertos riesgos. Por eso, uno de los ejes de esta transformación es la ciberseguridad y es algo en lo que Neuquén ya se encuentra trabajando”, advirtió Etcheverry.
El Estado cadete del ciudadano
Uno de los conceptos más repetidos por el funcionario tiene que ver con el cambio de lógica entre el ciudadano y el Estado: “En lugar de que el ciudadano sea el cadete del Estado, el Estado tiene que estar al servicio del ciudadano”. En este sentido, remarcó la necesidad de un rediseño cultural que abarque tanto al personal público como a la sociedad en su conjunto. “Hay una cultura del Estado que durante muchos años fue en sentido contrario. Cambiar eso no es sencillo, pero es urgente”.
Como ejemplo del absurdo que esta transformación busca eliminar, Etcheverry relató: “Si un empleado público quiere jubilarse, el Instituto tiene el historial de aportes, pero si no lleva en papel el decreto de nombramiento, no le cuentan los años. ¡Eso es un disparate!”, se indignó.