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Nació después de la muerte de su padre y logró su apellido tras más de 60 años

En Bariloche, un hombre consiguió que la Justicia inscribiera el vínculo biológico con su papá, fallecido cinco días antes de su nacimiento en 1959. El fallo reconoce su derecho a la identidad y autoriza a incorporar el apellido paterno.

 

Lunes, 23 de junio de 2025 a las 12:19
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Nació después de la muerte de su padre y logró su apellido tras más de 60 años Nació después de la muerte de su padre y logró su apellido tras más de 60 años
La demanda incluyó una prueba de ADN con una probabilidad de paternidad del 99,9991%.

Por más de 60 años, su documento llevó el apellido de su madre. Nunca supo qué se sentía ver el nombre del padre en los papeles. Nació cinco días después de que él muriera, el 25 de septiembre de 1959, en una época donde no estar casados era casi como no existir para la ley. Pero ahora, después de tanto tiempo, logró que la Justicia lo reconociera como hijo de quien siempre supo que fue su padre.

La historia se tejió en silencio durante décadas. Él y sus tres hermanas nacieron de la misma pareja: una relación estable, pero sin libreta roja. Ni un matrimonio formal ni un reconocimiento previo los protegió del olvido institucional. Fueron inscriptos solo con el apellido materno. Y aunque el vínculo familiar era un hecho, para el Estado eran hijos de madre sola.

Recién ahora, con más de medio siglo de vida y memoria, los cuatro hermanos llevaron su reclamo al fuero de Familia de Bariloche. La clave del caso fue un estudio de ADN. Lo hizo el Laboratorio Regional de Genética Forense y arrojó un resultado categórico: 99,9991% de probabilidad de paternidad. No había dudas. Había sangre. Había historia.

La jueza sostuvo que el Estado tiene la obligación de garantizar el derecho a la identidad, incluso décadas después.

El Ministerio Público Fiscal apoyó el pedido, y el Registro Civil no puso objeciones. El ADN lo decía todo, pero también lo dijeron los años de espera, los silencios familiares, las fotos en sepia y los recuerdos de una infancia sin firma paterna. La jueza, al analizar el expediente, citó jurisprudencia y habló del derecho a la identidad como algo más que una palabra bonita: un deber del Estado, una deuda que todavía se cobra en muchas familias.

La sentencia ordenó que el apellido paterno se sume oficialmente a su identidad. Tarde, sí, pero llegó, como un acto de justicia que no borra el pasado, pero lo escribe de nuevo. Con nombre completo. 

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