El malestar acumulado estalló y la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) decidió dejar las negociaciones formales para salir a las rutas. Cortes y movilizaciones se desplegarán en todo el país en rechazo a la propuesta salarial de las patronales del campo, a las que acusan de querer institucionalizar el “salario de hambre”. La medida alcanzaría a distintas regiones productivas del país, incluido el Alto Valle, donde el gremio tiene fuerte presencia.
El conflicto se tensó al máximo esta mañana, cuando debía realizarse una nueva audiencia en la Comisión Nacional de Trabajo Agrario (CNTA). Pero la silla de la parte empresaria quedó vacía, la dirigencia patronal ni se presentó. Para el gremio, fue la señal definitiva de que del otro lado no hay voluntad real de negociar.
La mecha ya se había encendido el viernes pasado, durante la primera audiencia, allí, las patronales, entre ellas la Sociedad Rural Argentina, Confederaciones Rurales, Federación Agraria y Coninagro, ofrecieron un incremento salarial insólito: 0% para junio, 1% para julio y otro 1% para agosto, más un bono no remunerativo de 8 mil pesos. La oferta fue rechazada de plano por la UATRE.
“Pretenden imponer aumentos miserables que ni siquiera alcanzan para cubrir la canasta básica alimentaria”, sostuvo José Voytenco, secretario general del gremio, y fue más allá: “Quieren consolidar la pobreza del trabajador rural”.
Desde el sindicato aseguran que la propuesta no solo es insuficiente, sino provocadora. El contexto de inflación desbordada, sumado a la informalidad laboral estructural que arrastra el sector, hizo que la bronca escale.