Cipolletti es conocida como ciudad, entre muchas cosas, por tener un puente ferroviario con altura máxima de poco más de cuatro metros, que cada tanto es llevado por delante por algún camión de porte superior a esa altura; pero, ahora, podrá ser distinguida también por la aplicación del mismo sistema (altura máxima) en peatones, a quienes se les pretende cuidar la cabeza de eventuales distracciones, muy comunes hoy en día por el efecto teléfono celular.
Así, en una vereda de la calle Rivadavia, en la que un árbol se empecinó en crecer con una rama a poca altura, casi apoyada en el extremo superior de una reja, se ha tomado en estos días la precaución de instalar un cartel con la altura máxima del brazo arbóreo: 1,60 metro.
El cartel, prolijamente encintado, está sujeto a la rama en cuestión por ambos sentidos de la circulación peatonal, seguramente a instancias de situaciones de choque infortunado de cabezas contra la dura extremidad vegetal, que solo asegura el paso sin agachado alguno a personas de baja estatura.
Nadie podrá decir que en Cipolletti no se respeta a los árboles.