Un grupo de vecinos de Cipolletti se pusieron como objetivo recuperar la figura del escritor Osvaldo Soriano, que en los años '50 vivió su infancia y adolescencia junto a sus padres en el chalet de Mengelle 456, que hoy ocupa la empresa Aguas Rionegrinas.
"La vida y obra de Soriano tiene que ponerse en valor en forma permanente", señalaron los vecinos. Es que sus días de infancia y adolescencia en Cipolletti fueron decisivos en las experiencias imaginadas o soñadas que después terminarían en sus mejores libros.
Nacido en Mar del Plata en enero de 1943, su familia se trasladó primero a San Luis y luego arribaron a Cipolletti, donde su padre era inspector de Obras Sanitarias, la empresa encargada del servicio de agua potable en Argentina.
Durante esos días de infancia y adolescencia en ese “verdadero Far West”, como definió a Cipolletti, además de ir a la Escuela Primaria 33 y luego a la ENET 1 de Neuquén, donde abandonó sus estudios en tercer año, lo que más le interesaba era estar con sus amigos, jugar al fútbol, soñaba con convertirse en el 9 de San Lorenzo, y andar en moto e ir al cine. Lejos estaba en sus sueños convertirse en el gran escritor que fue. Soriano fue uno de los autores que más libros vendía en el país en los años 80 y 90, con más de un millón de ejemplares de sus novelas y relatos. Y muchos de esos relatos, están ambientados en el Alto Valle.
La primera iniciativa para rescatarlo del olvido, y que tuvo importantes opiniones del ámbito científico, tiene que ver con rescatar el peral que aún se conserva en la que era su casa. Según los vecinos "el peral está añejo en parte de su estructura y necesita una intervención". Precisamente el peral fue protagonista de uno de sus mejores cuentos, "Rosebud", incluido en el libro "Cuentos de los años felices".
"La memoria lo agiganta todo. A mí me parecía que mi casa de Cipolletti era tan enorme que ocupaba una manzana pero al regresar, treinta y tres años después, encontré que no lo era tanto. Todo a su alrededor había cambiado, pero mi Rosebud seguía ahí. Es un peral añoso, de tronco bajo, al que me subía las tardes en que me sentía triste. Mi madre me buscaba por toda la casa, salía a llamarme al patio y aunque yo pudiera sentir su aliento ella no podía verme", se puede leer en uno de los fragmentos del cuento. "Un día, al volver sobre nuestros pasos, encontramos el árbol que la memoria había agigantado. Por un instante sentimos el sobresalto de una revelación. Hasta que descubrimos que lo que cuenta no es el árbol, sino lo que hemos hecho de él. Ese es nuestro Rosebud".
Otra de las preocupaciones de los vecinos es colocar una placa y cartelería que indique que en ese lugar vivió el autor de "Triste, solitario y final", "No habrá más penas ni olvido", "Cuarteles de invierno", "Una sombra ya pronto serás", entre otros.
La placa de madera que descubrieron en 2012 los vecinos está totalmente deteriorada por el paso y las inclemencias del tiempo. “Yo soy de todos lados, pero más de Cipolletti”, se podía leer hasta hace poco en la placa.
Por último también quieren que la plaza Osvaldo Soriano forme parte del espacio cultural lineal propuesto en calle Alem. "En este entendimiento adherimos al proyecto de Victoria Alonso, ex concejal que solicitaba la creación de un circuito cultural".
"El objetivo es poder construir desde el presente hacia el futuro el legado del gran escritor. Queremos que los niños y adolescentes conozcan la obra y que sepan que vivió en Cipolletti", señalaron los vecinos que quieren rescatar a quien con sus historias nunca nos dejó tristes ni solitarios.