José Aigo amaba ser policía, tanto como amaba pertenecer a una comunidad mapuche y trabajar sirviendo al prójimo en la lucha contra la delincuencia. Pero esa misma delincuencia - aunque a un grado superlativo- lo ultimó a quemarropa y por la espalda en un control de rutina sobre la ruta 23, en cercanías de Pilo Lil.
Ocurrió un 7 de marzo de 2012. El sargento mayor post morten, José Aigo, vivía con su familia en Junín de los Andes, aunque cada vez que podía se "escapaba" a visitar a sus padres en su casa de Malleo, para volver a empaparse de sus raices.
Las sirenas despertaron esa noche a los vecinos, y el rumor corrió rápidamente de casa en casa: habían herido de muerte a un policía de la brigada rural.
El hospital comenzó a llenarse de familiares y amigos incrédulos, pero la noticia ya era irreversible y todo fue estupor. Y ahí empezó la peor de las historias.
Con el correr de las horas, se supo que uno de los detenidos era Juan Marcos Fernández, hijo del intendente - ya fallecido- de San Martín de los Andes, Juan Carlos Fernández. Su pertenencia política influyó para que desde el gobierno nacional se comunicara Oscar Parrilli, secretario general de la presidencia, y comenzara la protección para el joven que intentó convencer a todos que simplemente era el "fletero" que transportaba a dos chilenos hacia la frontera.
Los chilenos fueron identificados como Jorge Antonio Salazar Oporto y Alexis Alfredo Cortés Torres , por los que todavía hoy se ofrece una cuantiosa recompensa en dólares a quien aporte información. Ambos vinculados a grupos extremistas, relacionados con la guerrilla y el narcotráfico.
La búsqueda de los prófugos fue por demás desprolija, con órdenes contradictorias y personal que desconocía el territorio, lo que dio amplia ventaja a los asesinos, que además recibieron ayuda en alguna comunidad mapuche, a pesar que les habían matado a uno de ellos. Ambos traspasaron la frontera por algún paso ilegal.
La justicia tampoco tuvo un papel brillante, designando a un juez civil para iniciar la investigación, pidiendo que se aparte al fiscal Manuel González, que en definitiva fue el único que logró destejer la madeja y lograr una condena para Fernández y su pareja, aunque una vez más , a contramano de lo que la sociedad clamaba, un tribunal de impugnación encontró un "tecnicismo" que favoreció al matrimonio que fue sobreseído, convirténdose en un escándalo más dentro del drama.
Pasaron ya 13 años. Durante las gestiones presidenciales kirchneristas no se investigó. La llegada de Bullrich con el gobierno de Macri movió la causa, se lograron algunos avances, aunque no se pudo detener a ninguno de los sospechosos. La justicia neuquina, desde el Ministerio Público Fiscal no dejó nunca de investigar, pero los datos conque cuenta no alcanzan si no se tiene el respaldo de la contraparte chilena.
Hoy, en Junín de los Andes se recordó una vez más a José "Cochele" Aigo. Esta vez no asistieron sus padres ni sus hermanos, quienes comienzan a resignarse, tras una larga década de reclamos pocas veces escuchados. Hoy decidieron preservar la salud de todos, y mirar hacia adelante, porque saben que sólo una casualidad podrá saldar esta inmensa deuda que la provincia tiene con su humilde servidor, a quien le arrebataron la vida sólo porque amaba lo que hacía.
Esta noche, a partir de las 22, en Canal de Noticias 24/7 podrá revivirse el informe especial "las dos muertes de José Aigo", realizado en Junín de los Andes, con testimonios e imágenes únicas.