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Lunes 28 de Julio, Neuquén, Argentina
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Encuéntrame en tus sueños (33ra parte. Una visita en la noche)

La búsqueda de los hermanos Flanagan tiene un momento cargado de expectativa, ante una inminente reunión con una vieja pobladora irlandesa.

Domingo, 27 de julio de 2025 a las 16:42
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Oficina del teniente Valdez, US Marshals, Nueva York 10 am

El teléfono del teniente Valdez sonó casi a la par de las 10 campanadas del viejo y fiel reloj Regulator, patrimonio de péndulo de todas las oficinas estatales de los Estados Unidos de América desde la Conquista del Oeste.

Valdez esperaba con ansia ese llamado porque su olfato le decía que tanto Collins como yo íbamos a encontrar nuevas pistas y así fue.
El veterano detective casi se abalanzó sobre el aparato para capturar el tubo por donde atendió casi gritando:

-¡Steve…Steve…adelante, te escucho!!

-Disculpe teniente, me encantaría ser por un momento Steve y recibir esa enorme muestra de afecto que sé que probablemente jamás me dispensará, pero lamento decirle que no soy Steve…si quiere hablar con él…

- ¡Páseme ya con él si quiere volver en una pieza a los Estados Unidos!…gruñó como solo él sabe hacerlo.

-Le paso…a buen entendedor pocas palabras, pensé.

-Hola teniente –arrancó Collins- disculpe que no llamé yo pero estaba en el baño y el periodista logró la comunicación primero…

-No importa, ¿Cómo les está yendo en su segundo día en Irlanda?. No se preocupen si no encuentran pistas importantes en los primeros días, lo que le parezca poca cosa a veces puede ser importantísimo, así que cuéntame como marcha la pesquisa, me imagino que todavía está verde… ¿no?.

Miré a Collins como preguntándole “se lo decís vos o se lo digo yo?.

Dirigiéndose a su jefe, Collins le dijo:

-Me parece jefe que el periodista se lo va a informar mejor que yo, para usted estoy escribiendo un reporte de los dos días y que lo voy a enviar vía fax.

Valdez hizo un largo silencio, el hermoso sonido de la aquiescencia, pensé, pero seguidamente lo rompió:

-¿Pasaron solo dos días juntos y el periodista ya te sobornó? Está bien, pásame con él, a ver que tiene que decirme que sea mínimamente importante. Lo escucho.

-Trataré de ser sintético, teniente: Sean Mulligan no existe, su verdadero nombre es Cian Flanagan. Tiene todo un historial de muchacho violento y hace muchos años que escapó de la aldea, según dicen, por denuncias de acoso infantil cuando fue cura párroco auxiliar en la iglesia local. Con él desapareció misteriosamente toda una familia cuyo hijo había denunciado al cura por un aparente acoso sexual. Cian tiene un hermano gemelo que se llama Ceallaigh Flanagan que también escapó del pueblo aunque sus razones parecerían ser otras. A ese hermano gemelo, que todo el pueblo apreciaba por su amabilidad, lo conocen por un apodo…prepárese, siéntese si está de pie…

- ¡Termine con el suspenso que no está en la radio…!!! ¿Qué apodo tiene?, gritó.

- Lo llaman Carmel.

Valdez hizo un largo silencio y luego comentó:

-Hay veces que lo mataría, pero otras veces tengo que felicitarlo. ¿Estamos hablando del mismo Carmel que todos conocemos? , preguntó. 

-Es su hermano gemelo y entre ayer y hoy tres personas lo reconocieron por la foto del recorte periodístico que traje.

-Esto pone patas para arriba toda la investigación. Tendré que consultar con mis contactos, dijo Valdez como si meditara cada palabra.

-Teniente, quiero decirle que a Collins le corresponde la mitad del mérito porque en todo momento ha sabido formular las preguntas precisas en el momento preciso, es un gran detective. También tenemos la ayuda de mi amigo el periodista irlandés Joseph “Joe” O’Brien, que es nuestro guía.

Y Collins agregó:

-Y ayer obtuvimos el apoyo del editor del único diario del pueblo, que nos dio mucha información.

-Qué bueno, páseme ahora con Steve pero quédese junto al auricular así no tengo que duplicar mis ordenes.

Collins tomó el tubo del teléfono, lo acercó a su oreja derecha y lo abrió lo suficiente como para que yo pudiera escuchar con mi oreja izquierda. Cuando estuvimos preparados Valdez instruyó:

-Esta investigación tiene dos destinatarios: Por un lado tenemos al cardenal, del que sabemos esconde algo, mucho o poco pero algo que no tiene que ver con el ejercicio de esa jerarquía. Por otro lado, tenemos a su hermano gemelo, Carmel, un asesino a sueldo de suprema habilidad y estilo propio. 
-Del cardenal tenemos noticias todos los días, pero de Carmel no se sabe nada desde hace años. Tenemos que saber si aún está vivo, si vive en los Estados Unidos o está camuflado en algún rincón del mundo. Tenemos que saber si están en contacto o si se perdieron de vista para siempre el uno del otro. De todo esto me encargo yo mientras ustedes siguen en Irlanda y continuó:
-Por lo pronto traten de ahondar en la figura del hermano mellizo. Al respecto, les digo que yo tengo que hablar con alguna gente que conozco y que lo conoció en los tiempos de la guerra de las cinco familias de Nueva York. 
¿Qué tienen pensado hacer ustedes ahora?, preguntó, a lo cual respondí.

-Tenemos una cita para tomar el té en la casa de una memoriosa mujer que ha venido coleccionando recortes periodísticos y fotografías de la vida en este pueblo desde pequeña. Pensamos que ella puede darnos más información sobre los hermanos gemelos Cian y Carmel.

-¡Perfecto! Vamos a acordar encontrarnos telefónicamente dos veces al día, para mí por la mañana y por la tarde. Si surge algo muy importante entonces llámenme a la hora que sea aunque esté durmiendo en mi casa. Y sobre todo: cuídense de las emboscadas. No sabemos si estos tipos tienen aún contactos en ese pueblo. 

Nos despedimos mientras nos preparamos para ir a nuestra cita. De un momento a otro llegarían los memoriosos Liam y Derek para llevarnos con la “señorita” Milly MacFanon.

-¿Qué opinas de todo esto Joe?, le pregunté a mi colega y amigo.

-Estamos como en aquel laberinto al final del cual te esperaba el Minotauro para matarte. Si Carmel está en los Estados Unidos les queda poco tiempo en tierra irlandesa, pero si no es así, si se ha escapado a otro punto geográfico del planeta, entonces les será difícil, si no imposible, hallarlo. El tipo es un experto en desaparecer sin dejar rastros y camuflarse como un camaleón. Su hermano es la antítesis, le gustan la pompa y las luces de la fama, la exhibición obscena del poder.

-Probablemente porque se siente absolutamente impune, apunté.

-Quizás, coincidió Joe y agregó: Lo cual lo hace mucho más peligroso.

-Es verdad, de todas formas a uno lo tenemos en la mira, lo vemos todos los días en los actos oficiales de la Iglesia, sabemos dónde encontrarlo, el otro es el verdadero fantasma.

En el reloj daban las 4 cuando un par de golpes sonaron en la puerta de entrada. Eran el memorioso Liam, pero sin Derek, con paquete en el que adivinaban ricas confituras para el té.

-¿Qué pasó con su amigo?, pregunté cuando lo vi solo, parado en el umbral de piedra de la vivienda.

-No se sentía bien y prefirió quedarse en su casa. Entró y dejó sus paquetes sobre la mesa del recibidor. Teníamos todavía una hora de tiempo para ver a la memoriosa señora, por lo que podríamos platicar con tranquilidad.

Recordé lo que habíamos hablado con Joe acerca de los posibles sentimientos de Derek hacia Milly y decidí ir al grano con Liam.

-Discúlpeme, Liam, pero creo haber percibido ciertos sentimientos de parte de su amigo hacia nuestra anfitriona de la hora del té que podrían explicar su ausencia.

El hombre nos miró con gesto adusto pero de inmediato se abrió a la sinceridad que a veces nace fácilmente de las nuevas amistades:

-¿Cómo se ha dado cuenta?, me preguntó el viejo.

-Joe lo vio ayer con ese mismo ramo de flores que trae usted, recién comprado, sus ojos brillaban como si fueran luces de navidad.

Liam sonrió, se sentó en una de las sillas y comenzó con un relato que, seguramente, ha repetido una y mil veces a lo largo de su larga vida.

-Derek ha esta enamorado de la “señorita” Milly desde hace décadas. Le ha propuesto matrimonio centenares de veces, sin éxito. Ella está sola y él también. Derek tiene una solida situación económica como jubilado del gobierno y, lo que es más importante, la ama como nadie la ha amado en su vida, excepto por una persona.

-Déjeme adivinar, esa persona es la causa de la pertinaz soltería de Milly.

-Exactamente. Es para ella el amor de su vida. Ella ha vivido las ultimas décadas de su vida esperándolo, sin comprometerse con nadie, sin que se le conozcan romances ni simpatías, ni siquiera amistades platónicas con otros hombres. Es más, seguro que a su edad sigue siendo virgen, como cualquier niña de este pueblo en edad de casarse. Pero él no ha regresado jamás a Greenbrae.

-¿O sea que ese hombre vivió en este pueblo hasta que un día se fue…?, pregunté con el nombre de este hombre prendiéndose y apagándose en mi mente como el letrero luminoso de un cine de Broadway en la noche de un estreno.

-¿Ese hombre, por casualidad, es Carmel Flanagan…?, le pregunté arriesgándome, y Liam quedó desencajado.

Collins me miró con una sonrisa que parecía decirme “me lo saco usted de la boca”, Joe, también sonriente, mostraba una cándida sorpresa ya que, seguramente, él había pensado lo mismo.

-Debo rendirme ante su capacidad de deducción, señor -dijo Liam con cierta emoción- en tan poco tiempo que usted está en este pueblo ha desentrañado uno de los secretos mas celosamente guardados por los viejos pobladores que amamos a Milly.

-Le agradezco pero era una deducción por demás lógica, parece que los únicos hombres de la edad de Milly que vivieron en Greenbrae y abandonaron el pueblo en extrañas circunstancias son dos, y el único que podría merecer semejante amor de parte de ella es Carmel. A propósito ¿Ha vuelto al pueblo alguna vez, que usted sepa?

-Si lo ha hecho, lo hizo en forma clandestina y nadie lo vio. Si hubiera venido abiertamente, lo hubiéramos sabido inmediatamente aunque la mayoría de las personas que lo conoció han muerto.

Collins venia escuchando todo esto y entonces intervino:

-¿Han visto en ella cambios en sus estados de ánimo, por ejemplo, pasar de un día para el otro de la tristeza a la alegría, de la melancolía a la euforia?.

-Bueno, a veces la vemos mas triste que otras, en general es una persona alegre, aunque no es efusiva en sus demostraciones…ahora que me lo dice, recuerdo una vez haberla visto muy alegre, como si se hubiera ganado la lotería y, pasado ese día, se volvió más pensativa, retraída, como si estuviera repentinamente triste.

Miré a Collins y a Joe como si tuviéramos la respuesta ante nuestros ojos: ¡Milly seguía teniendo contacto con Carmel..! Tal vez no personalmente, por el peligro que esto entrañaba para él, pero esos intervalos de alegría-tristeza bien podrían estar denotando la existencia de alguna clase de contacto entre ella y quien fuera y sigue siendo el amor de su vida.

Les planteé la posibilidad a Collins y Joe y de inmediato coincidieron. 

Joe incluso dejó entrever la eventualidad de que Carmel visitara la aldea de incognito, caracterizado como otra persona, aprovechando que los años transcurridos y el hecho de que quienes lo conocieron hayan ido muriendo por causas naturales, impidiera que hoy alguien lo reconociera.

Collins arriesgó una hipótesis basada en la intensidad de la alegría de Milly: levemente alegre=contacto telefónico, euforia=una carta de amor de puño y letra de Carmel y jubilosa alegría=posible visita encubierta.

-¿La ha visto últimamente a Milly?, le pregunté a Liam.

-Yo no la vi, recuerde que la “chica” es una ermitaña…simpática, amable…pero una ermitaña al fin. Aunque, ahora que lo pienso, Derek me mencionó hoy que pasó por su casa de ella y la vio en el jardín regando sus plantas y cantando, algo raro en ella. Derek me dijo que la vio eufórica, inusualmente eufórica, incluso me dijo que ella parecía bailar de alegría.

Nos miramos los tres, Collins, Joe y yo y los tres pensamos en una sola cosa: ¿Y si esa alegría repentina de Milly está anunciando una inminente visita de Carmel, un contacto más contundente que una mera carta o un llamado telefónico?. 

La hora de partir hacia la casa de Milly llegó, inexorable, como el mismo tiempo. Salimos y emprendimos la caminata de unas pocas cuadras hasta el domicilio de la memoriosa “señorita”.

En el camino, Collins me dijo:

-Voy a consultar con el Jefe, porque si esta mujer tiene contacto telefónico frecuente con un sospechoso acusado de varios homicidios como lo es Carmel, como oficiales federales y representamos a los Estados Unidos podríamos obtener una orden judicial de un juez penal irlandés para acceder a los “records” de llamados telefónicos recibidos y realizados por Milly y así obtener una localización geográfica de dónde se encuentra Carmel. Y si esa ubicación es Greenbrae podríamos hacer que la policía local lo detuviese.

-Collins, sos el digno discípulo de tu jefe, dije, con inocultable admiración.

Nos detuvimos a las puertas de la casa de Milly antes de llamar. Entonces Joe se acercó a mí, y murmuró lo que todos temíamos pensar:

-¿Y si Carmel ya está aquí y nadie todavía lo vio?

(Continuará)

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