La Fórmula 1 ya no puede correr con lluvia. En los últimos años, la incansable evolución de los autos complicó el desarrollo de carreras en piso mojado y privó al público de un condimento para el espectáculo.
Sin embargo, el problema está más en el aire que en el asfalto: por un lado, el efecto suelo pierde mucha eficacia estando mojado y la carga aerodinámica disminuye.
Además, el diseño de los difusores traseros de aire favorece la dispersión del agua hacia arriba, el conocido ‘spray’, que reduce muchísimo la visibilidad.
Las opiniones de los protagonistas son casi unánimes: si no se ve, no se corre. Salvo el nativo de los Países Bajos, Max Verstappen, que este fin de semana se mostró muy enojado por la demora en el GP de Bélgica.
La competencia se atrasó más de una hora por las precipitaciones que se intensificaron justo antes del horario previsto. Los vehículos habían salido inicialmente detrás del coche de seguridad, pero luego de media vuelta, la dirección de carrera decidió suspender el procedimiento y enviar a los pilotos a los boxes.
Sin embargo, la figura de Red Bull no ocultó su enojo. Desde la radio, apenas supo de la extensión de la espera, lanzó: “Qué tontería. Deberíamos dar unas vueltas. ¡Madre mía!”. Luego, al advertir la llegada de más agua, opinó: “Demasiado cauteloso. Y ahora viene la lluvia, una lluvia intensa”.
Luego de finalizar la carrera, el neerlandés volvió a apuntar contra las decisiones: “Sí, muy seguro todo. Decisiones muy seguras todas. Es un poco una pena”. Según Verstappen, la pista estaba en condiciones: “Incluso con la lluvia más intensa que tuvimos, podríamos haber pasado. Hablamos de poner un coche de seguridad virtual. Así puedes conducir un poco más duro”.