Alejandra “Locomotora” Oliveras falleció este lunes a los 47 años, tras permanecer más de dos semanas internada en estado crítico por un ACV. Fue una de las boxeadoras más importantes de la historia argentina, pero también una mujer que convirtió su historia de vida en un mensaje de aliento para miles de personas.
Campeona del mundo en seis oportunidades y en distintas categorías, "La Locomotora" era mucho más que una atleta de alto rendimiento. Su historia —marcada por la pobreza, la lucha desde abajo y una férrea voluntad de superarse— le dio una voz única, que utilizaba para motivar a quienes atravesaban momentos difíciles. En cada entrevista, en cada video, en cada charla, dejaba una frase que golpeaba directo al corazón.
“No hay nadie como vos en el mundo”, repetía con firmeza. “Si es tu sueño, dale para adelante. Peleá por tus sueños. Vos sos vos”, decía a quienes dudaban de su camino. La exboxeadora creía en la fuerza interior y en el poder de pelearla todos los días, incluso fuera del ring: “Todos podemos pelearle a la vida: hay que quererlo, adentro tuyo está la campeona”.
Sus palabras trascendieron al deporte. En un país atravesado por crisis y desigualdades, la "Locomotora" hablaba con verdad, sin vueltas y con un entusiasmo inquebrantable. “Querete, valórate, cuídate. Viví la vida con energía, con ganas, con amor. Abrazá con ganas”, recomendaba, con esa mezcla de ternura y garra que la volvía tan cercana.
"Nacimos para ser felices, pero a la felicidad no te la regalan: hay que luchar, trabajar y ser buena persona", solía decir. Su vida fue prueba de esa filosofía. Dormir en la calle, criar a sus hijos sola, entrenar con hambre y aún así salir campeona mundial no fue fácil. Pero nunca se rindió. Como decía: “Nunca pares, nunca te conformes, hasta que lo bueno sea mejor y lo mejor, excelente”.
Murió una campeona, pero su legado sigue vivo en cada una de sus frases, esas que aún hoy suenan como un grito de aliento: “A pesar de las adversidades y obstáculos que se presenten en tu camino, luchá hasta el final”. Alejandra Oliveras lo hizo. Hasta el final.