Nido Blando

Las guanaquitas de Tito

En Gaiman (Chubut) hay dos entrañables personajes que, además de robarse las frutas de los centros de mesa, roban besos y sonrisas a quien las conoce. 
miércoles, 6 de noviembre de 2019 · 19:47

Por María Marta Martínez 

Darío “Tito” Almada es bonaerense, oriundo de Colón, una la localidad al norte de la provincia de Buenos Aires. Tiene 42 años. “Ya doblé la primera curva de la vida”, asegura con humor. Una vez viajó a Gaiman (Chubut) a pasar unas vacaciones y le gustó tanto que hace 5 años vive ahí, en una chacra a la vera del río, con su mujer y su hijita de 2 meses. “Viniendo del conurbano, para mí esto es paz. Fijás la mirada en el mismo lugar y es siempre un paisaje diferente”, analiza sobre su lugar en el mundo, un lugar en el que no está para nada solo.

Foto: Darío Almada junto a Zulma en su chacra.

Zulma y Florencia

A Zulma, que tiene 2 años y medio, Tito la encontró de bebé en un campo, enredada en un alambrado junto con otro macho. Ambos estaban en un delicado estado de deshidratación y, con mucho cuidado, los alimentó con una sonda durante meses. Finalmente, el macho no lo logró, Zulma sí.

“Ella es una de mis mayores bendiciones, después de mis hijos. Cuando la encontré, era muy peque y estaba por morir. Le empecé a dar agua con un poco de leche, con jeringa y una manguerita y sobrevivió. Tomó mamadera hasta casi el año y medio y después se la seguí dando de mañosa”, cuenta el multifacético hombre que, además de ser padre de 3 hijos, es metalúrgico de profesión, gestor, torrista (hace instalaciones satelitales) y en verano produce miel.

Foto: Felices los 3. Darío con sus guanacas.

Tito recuerda que a Zulma, por su propio salvajismo, tuvo que tenerla un tiempito encerrada en un cuadro chiquito de la chacra hasta que se adaptó. Cuando pudo soltarla, se crió suelta, a mamadera y junto a los perros en el patio de la casa y, por momentos, dentro de la casa también.

“Yo me meto al cuadro y ellas juegan, corren y saltan conmigo como si fueran perros, porque están criadas de esa forma. Si por ahí ando caminando y no les doy bolilla, me mastican el pelo, me quieren desatar los cordones, me saltan para que les preste atención. Y si me agacho, Zulma se tira al piso conmigo”, explica Tito entre risas y orgullo.  

Su relato desborda de ternura cuando habla de ellas. Florencia es también un orgullo de este padrazo del mundo animal. Esta guanaca fue encontrada por unos amigos de Tito que, sabiendo de su historia con Zulma, se la llevaron para que la salve. “Florencia llegó siendo un poco más grande y la tuve que tener atada hasta que se acostumbró a tomar la mamadera sola. Una vez que se adaptó la solté y se crió a la par de Zulma. Hoy ya tiene un año y es la única que aún toma mamadera”.

Foto: “Hoy, mi forma de llamarlas para que vengan es salir con la mamadera y las dos se vienen corriendo”.

A Zulma le falta ladrar. Los perros salen corriendo y ella también sale corriendo. Hoy está suelta dentro de uno de los cuadros de la chacra porque sino se me va a los rosales y no deja un rosal en pie. No la dejé entrar más a la casa cuando me empezó a comer la fruta que tenía en los centros de mesa. Ahí comprendí que ya tenía un tamaño considerable para estar afuera”, continúa contando Tito que no tiene ningún reparo en decir que las quiere como a sus hijas.

Foto: Florencia en las inmediaciones de la casa.

Al rescate!

Esta no es la primera vez que Tito, rescata animales lastimados o guachos para cuidarlos y criarlos. Nos habló de Isidoro, un corderito al que crió desde los 3 días de vida a mamadera. O de su perra, “que rescaté de la calle de muy bebé y hoy ella es mi sombra. A donde yo estoy, ella va conmigo. Y no me muevo si no viene al lado mío”. También menciona a su par de zorros. “Cada uno tiene su lugar”, asegura.

Para mí las hace muy especiales el cariño y el amor que ellas me devuelven. Verlas venir hacia mí como si yo fuera su papá es fabuloso, me llena de orgullo y de amor sentir que ellas confían mucho en mí. Normalmente el hombre es el que las caza, por placer o para comer, por el motivo que sea, pero que hoy ellas entiendan que no todos somos iguales es una gran satisfacción”.

Celebrities de las redes

Además de dejarse acariciar, tomar la mamadera y dar besos bien babosos, estas guanaquitas son celebridades en Gaiman. Las quinceañeras las eligen para hacer el book de fotos, los medios locales les dedican enviados especiales para conocerlas, y una vez Tito publicó en Facebook fotos jugando con ellas y rápidamente fueron furor en las redes.

Foto: Las selfies con Zulma son furor en redes sociales. 

¿Por qué son tan entrañables? Se preguntan todos. ¿Será porque conjugan la belleza salvaje de su raza con los gestos amables de una mascota? Será. Lo cierto es que ellas brindan su amor incondicionalmente y junto con Tito dan un tierno testimonio de la comunión pacífica y amorosa que el ser humano y los animales pueden tener.

Para finalizar le preguntamos al hombre ¿qué te dice la mirada de un animal? Y responde: “Te dan las gracias siempre”.

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