Hasta la próxima vuelta, Carlos

El fallecimiento de Carlos "Rata" Graziosi trascendió el ámbito estrictamente periodístico y mediático de la región. Todo el mundo conocía al "Rata". Expresaron su dolor hoy, al conocerse la noticia, desde el más ignoto ciudadano hasta el intendente, Mariano Gaido, el gobernador, Omar Gutiérrez. Para expresar lo que sentimos, le pedimos una nota al jefe del equipo deportivo de la multimedia, de Grito Sagrado. Y Daro Tamborindegui escribió lo siguiente:

Fue a mediados de los 90 que conocí a Carlos Graziosi, el Rata. Hoy podría decir que lo que más me llamó su atención, de este querido y entrañable personaje, era su desparpajo con el que vivía su vida. Un bon Vivant. Ya él era una persona querida y respetada, por los fanáticos del automovilismo en la región.

Yo hacía mis primeras coberturas en radio. Sus opiniones fuertes y sinceras, llegaban a un sin número de oyentes en toda la provincia, que empezaban a identificar a AUTO UNO, como el programa por excelencia del rubro en toda la región. Vio crecer y desarrollarse a cada piloto incipiente que tuvo y tiene el Valle, los acompañó, los acobijó, busco que se los apoyara, protestó contra los gobiernos de turno por qué no desarrollaban proyectos de acompañamiento a deportistas.

Protestaba para que se lo escuchará. Vio  desaparecer el kartodromo de Círculo Policial, se enojó y lo manifestó. Aplaudió la idea del nuevo autodromo de Centenario y lo disfrutó. Fue el anfitrión de muchísimas pruebas celebradas en esa pista. Era su casa.

Fue  también gestor de innumerables sueños, fue relator excepcional de proezas, fue muy amigo de sus amigos, padre confidente, piloto de charlas interminables y de noches agradables. Fanático empedernido de su Lobo de La Plata ( siempre nos roban), contador de historias como pocos, un personaje sin muchas vueltas (y eso que las relataba).

Recuerdo una trasmisión en Zapala, de TC Neuquino, que venía malparida. Habían pasado unos minutos del inicio de las series y se corta por tercera vez la electricidad en el Autódromo. Su temperatura corporal  empezó a subir, sumado también a algún malestar con las autoridades del recinto,  derivó en que mirara a sus laderos de equipo y dijera al aire, se terminó la transmisión.

Se levantó y se fue. Eso y mucho más fue el Rata. Por eso no solo lo vamos a extrañar los colegas, sino también las radios colgadas en algún clavo de cada taller mecánico cayendo el sol, por supuesto los pilotos, esos que hasta último momento lo invitaron a pescar en lagos de nuestra provincia.

Los relatos de automovilismo ya no serán los mismos, se van a extrañar, como te vamos extrañar nosotros.

Adiós Carlitos, hasta la próxima vuelta.