Ni Messi, ni Scaloni, ni los futbolistas que cortaron 36 años de sequía. En el tercer aniversario de la consagración argentina en el Mundial de Qatar 2022, Barracas Central eligió otro protagonista para recordar la tercera estrella: Claudio “Chiqui” Tapia. Y lo hizo de la manera más polémica posible.
El posteo difundido por el club mostró al presidente de la AFA en primer plano, con mayor tamaño y relevancia que los verdaderos artífices de la gesta en Lusail. La publicación, que incluyó un agradecimiento a los “dirigentes” y cerró con el llamativo “¡Vamos Selección! ¡Vamos Barracas!”, no tardó en generar rechazo y críticas en el ambiente futbolero.
La escena resultó tan elocuente como incómoda: un homenaje que terminó siendo una autocelebración política, desplazando a Lionel Messi, a Lionel Scaloni y al plantel que venció a Francia por penales tras el inolvidable 3-3. Para muchos, una nueva muestra del uso simbólico del éxito deportivo para reforzar una figura dirigencial cada vez más cuestionada.
No es la primera vez que Barracas Central queda envuelto en la polémica. Su estrecha relación con Tapia es conocida y atraviesa buena parte de su historia reciente. Desde que el actual presidente de la AFA asumió en el club y luego en Viamonte, el Guapo encadenó ascensos, regresó a Primera División tras 88 años, renovó su estadio,que lleva el nombre del propio Tapia y logró clasificar por primera vez a una competencia internacional.
Ese contexto explica, pero no justifica, la decisión de colocar al dirigente por encima del seleccionado campeón del mundo. En un fútbol argentino golpeado por denuncias de arbitrajes polémicos, conducción autoritaria y prácticas poco transparentes, el gesto fue leído como una provocación más que como un homenaje genuino.
Mientras la Selección sigue siendo patrimonio emocional de todo un país, algunos dirigentes parecen empeñados en apropiarse de sus logros. Y Barracas Central, una vez más, quedó del lado equivocado de la historia.