EDITORIAL

Tablas o jaque al gobierno?

La reaparición de Pereyra en el escenario local fue como si de golpe algunos ministros hubieran entrado en pánico, de golpe se acordaron de llamar y hablar con los referentes locales, algo que últimamente ocurre muy espaciadamente; también a Pereryra se endilgaba haber desaparecido de la provincia después de las elecciones nacionales. Volvió y ratificó que quiere ser gobernador, sabe que su imagen mide muy por encima de cualquier otra figura partidaria, incluida la del gobernador Jorge Sapag y desde esas alturas habla.
sábado, 5 de abril de 2014 · 00:00
Una semana intensa se vivió en el oficialismo neuquino. La reaparición de Guillermo Pereyra en el ámbito local provocó la reacción dl partido en diferentes sentidos, por un lado disparó las alarmas de un aletargado gobierno y por otro encendió entusiasmo entre aquellos que ven en su figura una esperanza de renovación hacia el 2015.
La mini gira de Pereyra fue suficiente para que desde el gobierno se ordenara a distintos voceros a que salieran a responder las declaraciones efectuadas el lunes pasado en Chos Malal. Allí Pereyra sostuvo de manera desafiante que no hay que temerle a la elección interna para autoridades partidarias, estas declaraciones rompen con el tono conciliador con que venía manejándose el senador nacional con el gobierno de la provincia. 
La articulación de acciones con el gobierno provincial en defensa de las posiciones de la provincia ante Nación  no tiene su correlato con los planes políticos de Pereyra; una cosa es defender los intereses de la provincia y muy otra compartir el destino político del gobierno de Sapag. Algo de eso quiso dejar en claro Pereyra cuando lanzó el desafío en Chos Malal, veamos.
El gobierno necesita –más allá de que pueda o no- cerrar el tema partidario con un acuerdo que le permita asegurarse tranquilidad hasta el final del mandato. Tranquilidad o acompañamiento a la gestión. Dicho en buen romance Sapag quiere una conducción afín a sus deseos políticos, y sus deseos están muy vinculados a la idea de continuidad de su proyecto político. Algo que no tiene mucho consenso entre los blancos y los pereyristas. Ya cuando un grupo de intendentes manifestó su deseo de que sea Jorge Sobisch el candidato del consenso los reflejos del gobierno actuaron, ordenaron no aparecer con el ex gobernador ni siquiera en fotos de cortesía. La orden fue tajante y se adjudica al ministro de Economía Omar Gutiérrez la autoría de estas sugerencias a varios mandatarios municipales. 
La reaparición de Pereyra en el escenario local fue como si de golpe algunos ministros hubieran entrado en pánico, de golpe se acordaron de llamar y hablar con los referentes locales, algo que últimamente ocurre muy espaciadamente; también a Pereryra se endilgaba haber desaparecido de la provincia después de las elecciones nacionales. Volvió y ratificó que quiere ser gobernador, sabe que su imagen mide muy por encima de cualquier otra figura partidaria, incluida la del gobernador Jorge Sapag y desde esas alturas habla. No hay inocencia en sus declaraciones del lunes pasado en el norte. Pereyra dijo que quiere elecciones internas evitando el consenso para una lista única en las partidarias. De esta manera rompió la telaraña que pergeñaba el gobierno con la intención de ungirlo en el candidato de la unidad. Pereyra tiene muy bien medido el desgaste del gobierno y luego de haber obtenido el apoyo popular del año pasado ni por casualidad quiere aparecer como "aquí todos somos lo mismo”. 
Osooo!
Quienes asesoran a Pereyra le advirtieron sobre la necesidad de aparecer lejos de los planes del gobierno, no quiere compartir el desgaste de esos ocho años y además no logran digerir las jugada de octubre de 2013, cuando la mitad del gobierno apareció apoyando a Marcelo Fuentes en desmedro de su candidatura. Especial encono guardan algunos pereyristas con el titular de la Convención partidaria Marcelo Pieroni a quien acusan de haber apoyado a Gabriel "Tom” Romero en las elecciones nacionales.
Más allá de todos los reproches los referentes de toda la provincia hablaron sin tapujos de lo que sienten respecto del gobierno e implícitamente apoyaron la decisión del senador de abrirse del gobierno. Pereyra evito el abrazo del oso que ideaba Sapag y se ubicó nuevamente como la alternativa del gobierno. El sobichismo –implicitamente- aceptó la jugada y acompaña en silencio la jugada del senador. Saben que no cuentan con fuerza propia para confrontar, pero también son conscientes de que son una parte importante del armado del 2015.
El gobierno conoce que está sentado en una mesa donde el pocker es de varias piernas, cada jugador sigue la partida con la intuición propia y con los datos que le reporta la realidad. Por ahora todos saben que el que tiene las mejores cartas es Pereyra. Lo que no le ayuda es la facilidad de entrar en pánico de algunos de sus operadores. Esto ni lo ayuda ni lo acredita y esa percepción se instala en la gente. El gobierno corrió detrás de las declaraciones de Pereyra, mientras el jefe del Ejecutivo estaba en Houston vendiendo oportunidades ante los principales inversores del negocio más importante de este nuevo siglo. Una muestra más de la dualidad en la que se mueve la gestión actual.
Así se juegan los tantos en esta tómbola; todo parece pasar por el MPN, una fuerza que gobierna la provincia desde más de cinco décadas, que además está inserta hasta en los más recónditos lugares de la sociedad. Entonces ocurre que cuando debe elegir el sucesor del gobierno se mueven todos los músculos de la sociedad; de ahí la tensión que vamos a vivir este año y parte del que viene. 
M.E.G.  


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