EDITORIAL

La Transición

La experiencia del MPN en poder seguramente permitirá manejar esta transición, como ha ocurrido en otras oportunidades que también se consideraron históricas por lo complejas e inesperadas. Basta con recordar el duelo Felipe Sapag – Jorge Sobisch. Solo que en esta ocasión las figuras son otras y las motivaciones personales pesan más que las políticas. Como reza el dicho “no hay peor astilla que la del propio palo”.
jueves, 5 de junio de 2014 · 18:02
Ya es un hecho que en el MPN se vive la transición hacia un nuevo poder. Las cosas se han dado de esta manera y los azules comenzaron a desmembrarse desde las PASO de 2013. Primero fue Guillermo Pereyra quien se animó a plantearse como alternativa por afuera de la estructura del gobierno. Los resultados le dieron la razón y fue un batacazo que colocó al petrolero en las mejores condiciones para suceder a Jorge Sapag.
Perplejo, atónito el gobierno asumió la derrota a regañadientes; consciente de que restaba un largo trecho para la entrega del poder en 2015 y sin la posibilidad de que su líder natural pudiera plantearse una nueva candidatura.
Esta encrucijada fue la constante en términos políticos para Jorge Sapag. Los números para una reforma de la constitución daban una mayoría clamorosa en contra de cualquier intento. Sobre todo en un contexto nacional de franca retirada del kirchnerismo, el paraguas natural del gobierno neuquino.
Ubicado en la comodidad de su triunfo Pereyra diseñó el camino que pretende que lo lleve a la casa de Gobierno, un incidente de salud después de las generales de octubre fue la noticia que alertó a sus seguidores y puso en duda la continuidad del proyecto. Eso fue para los demás, Pereyra siempre tuvo claro que era un obstáculo más de los tantos que atravesó en su larga vida política. No subestimó la importancia de lo que tocó vivir, pero el sueño de llegar a la gobernación es la fuerza arrolladora que lo empuja. 
Mientras tanto los azules comenzaron a explorar soluciones para la continuidad del proyecto. Primero sondearon la posibilidad de evitar la confrontación con Pereyra. El senador se les escabulló. Nada que tenga que ver con quedar "pegado” con el gobierno le cierra, los números de Pereyra son muy buenos siempre y cuando se mantenga alejado del oficialismo y eso hace.
La experiencia del MPN en poder seguramente permitirá manejar esta transición, como ha ocurrido en otras oportunidades que también se consideraron históricas por lo complejas  e inesperadas. Basta con recordar el duelo Felipe Sapag – Jorge Sobisch. Solo que en esta ocasión las figuras son otras y las motivaciones personales pesan más que las políticas. Como reza el dicho "no hay peor astilla que la del propio palo”.

 

Los azules 

Dentro de la lista que lidera Jorge Sapag han aflorado las diferencias, como suele ocurrir en todas las familias cuando toca la sucesión. Entre quienes tienen acceso al gobernador está claro que su voluntad política fue ungir la fórmula que se conoce. Pero la forma en que trascendió no era lo que más deseaba. Las cosas no se imponen de manera arbitraria, es preferible el consenso, la caricia, la seducción. No fue esto lo que hicieron Omar Gutiérrez y Rolando Figueroa.  Por el contrario generaron mucha reacción en contra dentro del Gabinete y en el bloque.
Es vox populi que en medio de un almuerzo con Guillermo Coco y Leandro Bertoya el intendente de Chos Malal fue notificado que no recibiría el apoyo de sus contertulios. Un almuerzo que enmarcó una charla difícil y que incluyó como postre una escena de pugilato. Cosas veredes Sancho que non crederes.
Las dificultades existen. No hay división de los azules, pero tampoco hay un consenso sólido. La posibilidad de que se pierda el gobierno no contribuye a que haya mayor solidaridad entre los que perderán posiciones de privilegio. En política nadie hace nada gratis y eso se va a notar en estos tiempos que corren.
En la Legislatura muchos hablan del enojo de Pino Ruso con estas decisiones que los dejan al margen. El presidente del bloque cree que la lealtad con que han trabajado los legisladores requiere al menos un mínimo de consideración a la hora de tomarse ciertas decisiones. No es el único que piensa de este modo, las caras largas son varias y por supuesto que al no ver un horizonte de posibilidades algunos ya piensan en el nuevo poder.
El mundial parece ser la fecha de corte en un país futbolero como el nuestro. La fecha de agosto elegida por la Junta de Gobierno del MPN para renovar autoridades tiene mucho que ver con el evento culmine del futbol mundial. Pero también tiene que ver con los planes políticos de Jorge Sobisch, que espera que se resuelva la cuestión partidaria para anunciar su decisión de ser candidato a gobernador nuevamente. Ya le transmitió a sus íntimos que en setiembre va a anunciarlo públicamente. La fecha elegida no debe ser casual, para entonces quedarán muchos heridos que necesitarán una figura en la que referenciarse. Allí parece estar dispuesto a situarse el ex gobernador.
Por más que no guste, la política neuquina parece definirse dentro del movimiento que gobierna la provincia desde hace 50 años. El espacio del pluralismo parece reducirse a la instancia municipal. Y en ese ámbito también habrá novedades.
M.E.G.


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