EDITORIAL
Una sola bandera
En el caso de Neuquén no debería existir esa desconfianza política que el gobierno central demuestra. La administración de Jorge Sapag ha sido una fiel compañía en todos estos años, con un alineamiento político que le ha costado votos y confianza social. Se podría decir que Sapag fue un gobernador moderado, previsible y racional. Nada de esto sirve para la voracidad del gobierno nacional, enfrascado en sus propios problemas de caja y con la visión de quien está a pocos meses de perder el manejo de tamaño negocio. Por un lado lo apremia la necesidad y por otro el afán del poder eterno.Parece la letra de una canción de Sumo " yo quiero a mi bandera...”, pero no. Es la posición política de la mayoría de los dirigentes neuquinos ante la avanzada del gobierno nacional. El discurso de la presidenta ante los gobernadores de Chubut y Mendoza dejó bien en claro que no es la posición de Miguel Galuccio la que dificulta el trámite de la nueva ley de hidrocarburos sino que es la decisión del gobierno nacional la que se impone a las autonomías provinciales.
Tras las palabras de Cristina Fernández quedó claro que no será fácil el camino para las provincias productoras. El gobierno nacional trazó una delgada línea entre la propiedad de los recursos y la facultad de las provincias de conceder la explotación del mismo. Tan delgada es que parece inexistente. La argumentación es que se debe brindar seguridad a los inversores y que se busca evitar negocios de vuelo corto.Lo cierto es que los principales argumentos son vulnerados por la política del propio gobierno nacional que ha espantado a cientos de inversores y que ha dificultado la radicación de cientos de proyectos por su política económica y sus posturas anacrónicas frente a un mundo que ha cambiado en las últimas décadas imponiendo criterios de apertura económica como requisito fundamental.
Es cierto que media un paso entre lo que se propone como criterio de confiabilidad y el abuso por parte de quienes invierten en países como los nuestros pero no menos cierto es que el gobierno que administra el país desde hace 11 años ha contribuido a ese clima de desconfianza con volantazos de política económica que en muchos casos espantan hasta el más audaz de los inversores.
En el caso de Neuquén no debería existir esa desconfianza política que el gobierno central demuestra. La administración de Jorge Sapag ha sido una fiel compañía en todos estos años, con un alineamiento político que le ha costado votos y confianza social. Se podría decir que Sapag fue un gobernador moderado, previsible y racional. Nada de esto sirve para la voracidad del gobierno nacional, enfrascado en sus propios problemas de caja y con la visión de quien está a pocos meses de perder el manejo de tamaño negocio. Por un lado lo apremia la necesidad y por otro el afán del poder eterno. Una combinación que afecta gravemente los intereses de la provincia. Frente a esta situación hay una bandera en común en toda la dirigencia política. No pasarán.
Una respuesta de ley
El diputado Luis Sapag recogió el guante y le contestó a la presidenta por medio de un comunicado de prensa que refleja el pensamiento generalizado de quienes están en el tema energético. Por fuera de lo que piensan emepenistas confesos opositores al gobierno nacional -Pereyra/Coco por caso- el legislador Sapag sostuvo "si los gobernadores son "de turno", lo es también su mandato. Por ejemplo, el "turno" del gobernador Jorge Sapag es exactamente igual al de ella, ya que empezaron y terminarán juntos sus mandatos. Dada su relevante envergadura como presidenta, la denigración del papel de los gobernadores no ayuda al necesario consenso en una ley tan importante”, es decir que si lo de los gobernadores es ocasional mucho más lo es en el caso de un gobierno que tiene apenas 16 meses de mandato como horizonte de poder. Profundizó aún más el diputado Sapag al sostener que "Ley Corta, expresa textualmente: Pertenecen a los Estados provinciales los yacimientos de hidrocarburos que se encuentren en sus territorios, incluyendo los situados en el mar adyacente a sus costas", por lo cual "las provincias asumirán en forma plena el ejercicio del dominio originario y la administración sobre los yacimientos de hidrocarburos que se encontraren en sus respectivos territorios". Gracias a esa titularidad es que se dictó la ley provincial 2.615, que permitió prorrogar las concesiones otorgadas con anterioridad por la Nación y realizar más de mil obras en Neuquén. También ello permitió la reformulación de la concesión de Loma Campana por expreso pedido de YPF para realizar el primer clúster no convencional en el mundo fuera de EEUU. Gracias a ella, también las provincias han realizado numerosos llamados a licitaciones de nuevas áreas en los últimos años”. Palabra oficial que se suma a la participación del gobernador Jorge Sapag a un panel con políticos opositores por primera vez en sus casi siete años de mandato. Algo está cambiando en las relaciones entre la provincia y la nación. Cotejando la conducta política de Sapag en todos estos años su gesto tiene una fuerte connotación. Hay límites.
Lo que viene
Mientras tanto en la vida partidaria se juega en paralelo el destino del partido y del gobierno. La pelea está tomando un cariz delicado y se espera que en la última semana las diferencias se profundicen. Es que está en juego una enorme cuota de poder y nadie resigna posiciones. Y el principal candidato a disputar el poder es el senador y líder de los petroleros Guillermo Pereyra. Tras una larga carrera en el mundo sindical Pereyra logró construir poder propio en el MPN y se impuso en las PASO a la propuesta oficial, posicionado desde allí espera construir su proyecto a la gobernación. Desde el gobierno defienden el proyecto e impulsan el discurso de la renovación con el ministro Omar Gutiérrez como cabeza visible de la continuidad del proyecto político y a su vez como la llegada de una nueva generación a la conducción del MPN. Dos caras de una misma moneda.
M.E.G.